PUCHI: 31

CASTELLÓN:28

Si alguien podía hacerlo, ése era y es el Puchi. Tras un palo tan gordo como el que supuso debutar con una derrota, la primera de la temporada en casa ante un rival de la misma entidad, contra el Oviedo anteayer en la fase de ascenso a División de Honor que tiene lugar en Santa Eulària, sólo un grande como el equipo azul podía levantarse. Delante tenía al que, tras la primera jornada, parecía el rival más fuerte, el Castellón, el único que le había superado en la liga regular del grupo C. La misión parecía imposible tras el recital que dieron las castellonenses contra el Adesal Córdoba, pero las discípulas de Noel Cardona hicieron como Tom Cruise: meterse en el papel de Ethan Hunt y hacer posible lo imposible: ganar por 31-28 y mantenerse vivo en la pelea por el salto de categoría.

La teoría de Noel Cardona se cumplió. Decía el míster durante la semana que ganar el primer partido era fundamental porque es muy difícil que este equipo caiga dos veces seguidas. No pudo ganar el primer día, pero ganó el segundo para hacer bueno dicho principio. Para ello, el conjunto santaeulaliense cambió radicalmente sobre la pista. Empleó en diferentes ocasiones esa defensa adelantada y asfixiante 3-3 que rompe los esquemas tácticos del balonmano para desarmar a su rival, que vio cómo las ibicencas se convertían en moscas cojoneras de las que no podían zafarse. Mención aparte merece Jillian Princess, a la postre MVP del partido. La menuda jugadora del Puchi dio una lección de sacrificio, capacidad de anticipación y garra para liderar a las suyas en otra tarde heroica de balonmano. Tampoco se queda atrás Laura Muñiz, cuyas paradas fueron también argumentos de peso en el distanciamiento del cuadro pitiuso. De hecho, se ganó a pulso en la segunda mitad seguir en la portería, defendida por Ana Muñoz en el último cuarto de hora.

Las locales se pusieron por primera vez por delante al filo de los cinco minutos gracias a una diana de Irene (3-2). La efectividad realizadora que se le había resistido a la hora de la verdad el día anterior apareció hasta el punto de marcar diez dianas en el primer cuarto de hora para distanciarse de cinco tantos (10-5, min. 15). La renta llegó a ser de un máximo de seis tantos (12-6, min. 19, y 13-7, min. 21), con goles de todos los colores: Patri desde el extremo, Ainhoa rompiendo caderas por el centro, Ana Ferrer asegurando desde el punto de penalti... Y así se llegó al descanso con un 18-12 alentador merced a un misil de Cristina Morell sobre la bocina para delirio de una grada a reventar que jaleó a las suyas continuamente al grito de «sí se puede».

La segunda parte

Tras el descanso, el equipo de Noel Cardona se escapó de siete, pero el cuadro de Vicent Sos no arrojó la toalla. Las santaeulalienses se manejaron por rentas de cuatro y cinco goles continuamente. A falta de un cuarto de hora los problemas llegaron en forma de eliminación. Flor fue excluida por tercera ocasión y se marchó directa a la grada, donde rompió a llorar. Mientras, sus compañeras minimizaban el daño con un robo y asistencia de Ana Ferrer a Irene para que ésta pusiera el 28-22 (min. 45). El corazón azul salía a la luz.
A falta de cuatro minutos y 15 segundos, un fly de las ibicencas levantó a la grada con el 30-25 en el tanteador.

Fue entonces cuando los nervios se dejaron notar. El Puchi quitó el pie del acelerador para dejar el tiempo correr, pero su desacierto en los metros finales, unido a la efectividad de su rival, que cambió a una defensa individual, llevó el 30-28 al luminoso a falta de poco más de un minuto. Irene perdonó la sentencia en el 59’, pero una falta en ataque de las visitantes –sí, en ataque, por mentira que parezca dadas las polémicas decisiones arbitrales en contra del conjunto azul– con 11 segundos por delante alivió a las pitiusas, que aún tuvieron tiempo de poner más tierra de por medio con un golazo in extremis de Ainhoa, máxima goleadora del encuentro con nueve tantos.

De esta forma, el Puchi hizo posible lo imposible para, ahora, depender de sí mismo. Una victoria, o incluso un empate si anteriormente no gana el Castellón, le brindará el billete al paraíso. Con el apoyo de la grada, el sueño se hará realidad, porque, com rezaba el anuncio de Adidas, impossible is nothing.