Tita Llorens, cuarta por la izquierda, junto a su expedición antes de emprender ayer el regreso a Palma.

No pudo ser. Eran pasadas las 22.00 de la noche del lunes cuando el equipo de la veterana nadadora menorquina, Tita Llorens, emitía un comunicado en el que anunciaba su segunda renuncia a proseguir su intento de ser la primera persona que une sin traje de neopreno Ibiza y la Península. La madre naturaleza ha abortado nuevamente la gesta de la valiente deportista, que acumulaba ya 73 kilómetros nadados en 37 horas.

Una inesperada y desconocida corriente en contra que tal y como Llorens iba avanzado se hacía más fuerte fue el detonante del abandono. Llorens confesó ayer que «todo me duele y tengo la lengua muy hinchada y cortada aún por la sal». «De hecho, tuvieron que pincharme el lunes ya que podía ahogarme. Tita no ocultó su decepción: «Me sabe mal porque estaba cerca, pero siento que lo di todo y lo intenté». Sobre si lo intentará por tercera vez, dijo: «No sé. Es todo muy fresco todavía. No lo descarto pero hay que meditarlo».