Ana Ferrer sufre la férrea defensa valenciana.

El Puchi se estrelló contra un muro. Las de Noel Cardona lo intentaron de todas las maneras posibles, pero la defensa de Canyamelar fue un roca. Una muralla indestructible que convirtió la portería valencia en un búnker en el que costaba un mundo entrar. Con esos ingredientes, las ibicencas fueron desangrándose en el partido hasta el definitivo 22-25. Una derrota que aprieta, y mucho, la lucha por la permanencia. Nadie dijo que fuera a ser fácil y ahora tocará sufrir.

Ante las cámaras de Teledeporte y con la pista nueva para estas ocasiones, el Puchi salió bien al parqué, ayer verde. Los primeros compases fue una exhibición de defensa de los dos equipos, aunque eran las ibicencas las que conseguían anotar y ponían un 2-0 esperanzador. Caían los minutos y el Canyamelar no era capaz de anotar, el primero de las valencianas llegó en el minuto 7 y desde los siete metros (2-1), un marcador corto que refleja las complicaciones para meter gol que tuvieron los dos equipos.

Con el paso del tiempo, la defensa de las de Noel Cardona bajó y el Canyamelar fue capaz de darle la vuelta en el marcador. El partido se seguía moviendo en guarismos cortos, era lo que las visitantes querían. Así lo había dicho el técnico valenciano en la previa. Con el encuentro al ritmo que quería el Canyamelar la ventaja fue aumentando hasta los cuatro goles (5-9). El Puchi se seguía estrellando en casi todos los viajes. La única que mantuvo a flote al bloque fue Carmen Campos, que ayer estuvo imperial y sumó 13 tantos.

El equipo azul intentó acercarse en el marcador con arranques de orgullo. La diferencia se reducía a los dos goles, pero Valencia siempre se volvía a escapar en el marcador. Así se llegó al descanso (9-13).

Tras el paso por vestuarios, el Puchi salió a tumba abierta y estuvo a punto de salirle bien. Recortó la diferencia, la puso en dos goles, y tuvo dos ocasiones para acercarse a uno, se estrellaron en una magnífica Amparo Aguas, la mejor de las visitantes, y en el larguero.

Con esos dos fallos, Canyamelar se volvió a escapar. La segunda parte se convirtió en una especie de montaña rusa. Las de Noel Cardona se acercaban a dos, tenían la ocasión para ponerse a uno y fallaban. El error se convertía en gol visitante y volvían a ser tres.

Cuando no era la férrea defensa valenciana, era la portera. Los minutos seguían cayendo y parecía que el partido se iba, pero realmente seguía ahí. Una derrota agónica. A falta de 10 minutos y con cuatro goles abajo (16-20), la esperanza de remontada se empezó a diluir en un pabellón que siempre apretó.

El orgullo del Puchi salió a relucir y dos acciones rápidas devolvían los dos goles (18-20). La gente empezó a creer y todavía lo hizo más cuando a falta de cinco minutos, el luminoso marcaba 20-21.

Fue en ese instante cuando Canyamelar demostró que es un equipo que lleva muchos años en División de Honor. Tiró de experiencia, no se pusieron nerviosas y con dos buenos ataques y dos mejores defensas se volvieron a marchar. 20-23 a falta de poco más de dos minutos.

Las de la Villa del Río arriesgaron con una presión a toda la pista. El intento a la desesperada no funcionó y se consumó la derrota. Un resultado que aprieta la lucha por el descenso. Las valencianas salen del pozo y meten en el a Castellón. El Puchi mantiene su posición, pero ve como ya son sólo dos los puntos que tiene de ventaja. La próxima semana, las de Noel Cardona jugarán contra el Elche en un partido que será otra pequeña final.