Conversador. Amadeo Salvo no regateó ninguna pregunta y mostró su mejor talante durante la entrevista. | DANIEL ESPINOSA

Hablar de la UD Ibiza es hacerlo de Amadeo Salvo (Valencia, 31-03-1967). El empresario valenciano es el presidente de un club al que reflotó hace ya tres años con el objetivo de llevarlo «lo más arriba posible», instalando unos cimientos sólidos. El máximo responsable de la entidad unionista no ha olvidado aún el palo de Levante, pero seguirá luchando por situar a la entidad celeste en categorías superiores.

—¿Ha superado ya el mazazo que supuso no lograr el ascenso en los penaltis contra el Atlético Levante o aún le vienen recuerdos?
—Recuerdos me van a venir toda la vida. Es algo que no se olvida. Me recordó mucho a la sensación que tuve cuando era presidente del Valencia y el Sevilla nos metió un gol en el minuto 94 que supuso el 3-1. Teníamos la final de la Europa League en la mano y se nos fue. Lo que pasó en el campo del Levante fue más difícil todavía, porque perder en la tanda de penaltis con un 3-1 es difícil de ver. Me acuerdo que estuve hablando con mi hijo y le dije que estaba jodido. Me mandó una frase muy bonita: «Cuando piensas en rendirte, acuérdate por qué empezaste». Me ayudó muchísimo y en seguida nos pusimos en marcha.

—¿No subir esta temporada sería una decepción o un fracaso?
—Si se trabaja como el año pasado, no es un fracaso, porque juegas la final que quieres jugar. Puedes valorar si entrar en la promoción como tercero o segundo es bueno o malo, pero llevamos al equipo a una final. No es un fracaso; es una desilusión. Los fracasos o los éxitos te los va marcando la propia temporada. Para nosotros fue un éxito. Un penalti nos dejó fuera, pero también seguimos construyendo una empresa, un club, una estructura. Dentro del dolor, ha sido algo que nos va a asentar las bases y ayudar a trabajar mejor en el futuro.

—Parece que este año va a ser más dura la liga de Tercera. ¿Cómo la ve?
—Va a ser más bonita y mejor para todos. Para los que compiten en mitad de tabla no será tan fácil estar ahí; los que estén abajo van a tener que trabajar más duro, y los que quieran entrar en play off lo van a tener más complicado. Sin embargo, los que lleguen al play off van a llegar mejor preparados para competir.

—¿Que haya dos ‘Ibizas’ en la categoría y cinco equipos pitiusos es positivo, negativo o un poco de cada cosa?
—Eso es bueno. Si nos vamos a la elite, ¿qué es mejor para una ciudad: un equipo de Primera o dos? Siempre es mejor que haya más. Hay gente que lo que ve como una amenaza para nosotros es una oportunidad. Yo lo veo estupendo. Las relaciones son muy buenas con todos, porque no puede ser de otra manera. Convivimos en dos islas pequeñas y la relación tiene que ser buena y cordial. Para nosotros es muy positivo que haya competitividad dentro de la isla. Eso va a generar que en el futuro haya mejores futbolistas, vengan mejores jugadores y sigan involucrados en proyectos de la isla.

—¿Puede haber cierto temor por que el CD Ibiza les pueda restar algo de tirón y protagonismo?
—Bueno, pero yo lo veo como algo positivo. Al final, la gente que va al fútbol de nuestras categorías es gente que ama el fútbol, y más en los horarios en los que jugamos. Al final, el fútbol es el que va a mandar al aficionado a un partido. Muchos asistirán a ver a los dos y otros, a un solo club. Se decantará por aquel proyecto con el que más se identifique o tenga los jugadores que más le gusten.

—En el CD Ibiza quieren recuperar el espíritu de Sa Deportiva e incluso alguno ha afirmado que lo son. Con este cacao de ‘Ibizas’, ¿Sa Deportiva son ellos o ustedes?
—Yo es que ya no lo sé. Esto es un tema muy complicado porque ni siquiera el Govern balear en los registros históricos lo tiene. Hay desinscripciones, inscripciones, desapariciones, liquidaciones donde no se presentan cuentas ni al Govern ni la Federación Balear... Es algo que cada junta directiva lo gestionaba de una manera. Cada uno que diga lo que quiera, pero es un tema muy farragoso. En el Govern balear, el último acta que apareció era de 1986 aproximadamente. Lo positivo es que hay dos equipos.

—¿El fútbol de la UD Ibiza volverá a verse gratis esta temporada?
—Vamos a preparar una campaña de abonos que va a presentarse en breve, pero vamos a seguir la línea de estos años, es decir, nuestro abonado en Tercera División, que viene a las cuatro de la tarde o doce del mediodía en verano y en invierno, debe seguir como hasta ahora. En Tercera no vamos a cobrar entrada y los abonados van a tener una serie de ventajas que anunciaremos en breve.

—Considera que la plantilla que se está confeccionando va a ser realmente superior a la de la temporada pasada?
—Eso lo dirá la competición. En febrero o marzo se decía que la UD Ibiza iba a ganar sobrada el campeonato y no fue así. Eso nos lo va a marcar el fútbol día a día. Lo que intentamos es analizar el pasado e intentar mejorar, pero eso nunca se sabe. Mejorar el equipo del año pasado no es fácil, porque en Ibiza hay una serie de complicaciones estructurales como la vivienda que complica ciertas contrataciones. La idea no es crear un equipo competitivo. Un equipo lo puedes hacer con dinero, pero nuestro objetivo es crear un club, y un club no son sólo 22 futbolistas, sino 15 empleados más que trabajan en diferentes funciones. Para que este proyecto sea sólido hay que crear unos cimientos. No estamos haciendo un equipo; estamos construyendo un proyecto.

—Nuevo inquilino en el banquillo: Antonio Méndez. ¿Qué espera de él?
—Es una persona muy capacitada. Espero que siga trabajando como en los dos meses en los que estuvo en el cuerpo técnico con Rufete. Tiene muchos conocimientos y está muy bien preparado. Tiene muy buena reputación en la península, sobre todo en Andalucía. Era nuestra primera opción para sustituir a David Porras. En aquel momento no pudo venir por unos temas personales y se incorporó cuando pudo. Es humilde pero es un líder y sabe de fútbol. Estoy muy tranquilo.

—¿Con la marcha de Rufete se podría decir que pierde a su mano derecha?
—Al final, Rufete ha colaborado en unas etapas más que en otras, pero es lo que decía antes. En un club, cuando se van las personas vienen otras. Rufete no está, pero hemos dejado preparada una estructura de dirección y secretaría técnica muy potente. Hemos estado visualizando cerca de 700 futbolistas de Segunda, Segunda B y Tercera. La clave no son las personas. Al final, lo es la estructura y la empresa en sí.

—En 2015 apostó por este proyecto. ¿Cómo surgió la idea y por qué la llevó a cabo?
—Yo soy un apasionado de esta isla. La primera vez que vine tenía 16 o 17 años. Siempre pensé que Ibiza es una isla de fútbol. Aquí se cierran muchos negocios de fútbol y vienen muchos futbolistas, presidentes, agentes y personas de estamentos de la UEFA o la FIFA. Ya estando en el Valencia pensé que Ibiza tenía un potencial muy grande, siempre y cuando se hiciera un proyecto como creo que lo estamos haciendo: a largo plazo, no inmediato. ¿Por qué no podía hacerse aquí un proyecto naciendo de cero y poderlo llevar lo más alto posible? No podemos decir que vamos a llegar a Primera o Segunda, pero sí lo más alto que podamos. Podríamos haber invertido en otros clubes de la península en Segunda y estar en la LFP, pero, al final, lo importante no es llegar a Santiago, sino hacer el camino. Y eso es lo que nos ha motivado a intentar construir algo que sea bonito para la isla y con el que la gente se vaya identificando. Esto no es de un año, dos o tres, sino algo a largo plazo con sostenibilidad. Y si algún día no estamos por alguna circunstancia, lo que la gente puede dar por seguro es que este club se entregará a gente responsable en Ibiza, con cero deudas, totalmente saneado y profesional.

—Mucha gente se pregunta por qué pagó los 70.000 euros de deuda de la UD Ibiza cuando podría haber creado un club desde cero con un nombre similar.
—Porque nosotros siempre seguimos los cauces normales. Fuimos a la Federación Balear y al Govern balear y seguimos sus indicaciones. Nos dijeron que había un club que no tenía actividad, con una deuda equis en la federación y que pagándola podía competir. Si hubiese empezado a construir uno nuevo, ese año ya no iba a poder competir porque quedaba poco tiempo para hacer los estatutos, la aprobación… Si me hubiera tenido que esperar tres o cuatro meses para construir un club, se me habrían pasado las ganas.

—Después de reflotar la entidad celeste, surgieron rumores de que había más deudas por ahí y que tendría que desembolsar más dinero. ¿Se ha encontrado con más problemas?
—No, porque este club fue desinscrito. Es un tema de derecho administrativo y deportivo bastante complejo. Cada dos años, un club tiene que enviar al Govern balear las juntas de las actas directivas, el estado de las cuentas, etcétera. Si no lo haces, el Govern lo desinscribe. El club estaba así y nosotros seguimos los pasos para inscribirlo, que fue lo que nos marcó el Govern, y allí no tienen constancia absolutamente de nada.

—Usted tiene buenos contactos en la elite del fútbol nacional e internacional. ¿Alguien de esa elite le ha preguntado qué es esta aventura de la UD Ibiza?
—Sí. Y hablo de gente de muy alto nivel. El proyecto de la UD Ibiza es un proyecto que se sigue no sólo en España, sino también en muchos países. Hay gente muy importante en el fútbol que sigue este proyecto. La repercusión que tuvo el partido de play off a nivel internacional no lo tiene ninguno de la Segunda División española. Fuera de Ibiza, la repercusión de este club es bestial. Se habla mucho. ¿Por qué? Porque saben que es un proyecto serio, que es una marca importante y porque saben que muchos futbolistas vienen aquí.

—¿Cuál es el plan de futuro de Amadeo Salvo con el club? ¿Llegar a Segunda? ¿A Primera? ¿Venderlo cuando esté arriba a algún jeque o empresario?
—Mi familia y yo no somos vendedores. En mi empresa, cuando empezamos en 1986, no teníamos nada y empezamos de cero. Hoy en día, es la número uno del sector en Estados Unidos. Es la primera vez que una empresa española tecnológica es líder en algo en Estados Unidos. ¿Cómo? Trabajando. ¿Cuál es límite del Ibiza? No lo sé. Llegaremos lo más alto que podamos, pero nunca vamos a escatimar esfuerzos si podemos estar arriba. Hay años buenos, años malos... En el fútbol, el dinero no te garantiza el éxito, pero la inversión sí te asegura la estabilidad. No son sólo 22 futbolistas. Hay otras 20 personas que viven de la UD Ibiza. Esas personas son las que generan el proyecto también. La unión de todo eso te hace que en un año bueno ganes y subas o, en uno malo, falles un penalti y te quedes en casa.

—Desde que está en el club se ha hecho hincapié en el mensaje de fidelizar a la afición. ¿Cómo ha visto el crecimiento?
—Muy grande. Nosotros tenemos 1.300 abonados, de los cuáles 800 o 900 son de la isla. Luego hay muchos de otros países. Hoy –por ayer– hemos recibido un pedido de camisetas de Estados Unidos. Cada vez viene más gente, porque creen en esto y saben que no es una broma. Vamos a intentar subir a Tercera y subimos. Vamos a cambiar el césped de Can Misses y lo cambiamos. Nuestra afición este año va a crecer porque vamos a intentar cuidarla un poco más. A un señor que viene a las cuatro de la tarde en el mes de agosto a ver un partido, por ejemplo Ibiza-Binissalem, si le cobro dinero y no le doy un fútbol de nivel pues dejará de venir. Una reivindicación que hago aquí es que no puede ser que el último vuelo de Ibiza con Mallorca los sábados y domingos sea a las ocho de la tarde. No hay derecho. Como los vuelos son a las ocho, los partidos tienen que ser a las cuatro de la tarde, porque de lo contrario a nuestro rival no le da tiempo a irse. Es algo que el Govern y las compañías aéreas tienen que solucionar, porque iría en beneficio de todo el mundo y otros deportes. Si hubiera vuelos, jugaríamos a las siete de la tarde y vendría mucha más gente, pero, claro, aquí nos encontramos con este problema, que es algo que en cualquier cabeza humana no cabe.