Luisjo, máximo goleador de División de Plata en la temporada 2005-06, celebra un gol del Gasifred. | Ultima Hora

El 7 de noviembre de 1988, un grupo de amantes del fútbol sala decidió que era hora de impulsarlo en la isla. Fue entonces cuando nació el Gasifred Atlético, el club más laureado del ‘futsal’ pitiuso. Lo que la entidad azulina desconocía por entonces es que llegaría a disputar un ‘play off’ por el ascenso a la máxima categoría profesional de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), la División de Honor. Es, sin duda, su mayor gesta en estos 30 años de historia que cumplirá en un par de meses y que conmemorará el próximo curso con un escudo para la ocasión.

Juan Ruiz, gerente y presidente en funciones del ‘Gasi’, no olvida aquel primer día de vida oficial del club: «Para nosotros era un paso adelante a la hora de pasar de jugar en el barrio a intentar meternos en algo serio y federativo. Fuimos al notario y nos dimos de alta como club oficial», recuerda el directivo, que firmó aquel acta de constitución junto a José Ferrer Ribas (actual presidente), Vicente Cardona Marí, Roque López y Francisco Ruiz Hinojosa.

El primero de ellos y el propio Juan Ruiz se mantienen al frente del cañón desde aquel día, mientras que, con el tiempo, han ido cambiando piezas del puzzle en la cúpula del club ibicenco. En los últimos tiempos, la aportación de hombres como Vicent Tur, Juan Ortiz, Ildefonso Ortiz y Marcelino Hernández, entre otros, ha sido clave.

En 1998 llegó el primer gran éxito de los azulinos con la conquista de la Copa del Rey, también conocido como Campeonato de España, de la Federación Internacional de Fútbol Sala (Fifusa), organizada en Ibiza. El segundo no se hizo esperar, pues revalidó la corona un año después en Jávea, temporada en la que, además, el equipo debutó en Primera Nacional B con título incluido. Aquella escuadra estaba plagada de gente de la isla como Romerito, Poli, Salva o Manolín Recio, entre otros. El Gasifred no duró mucho en esta categoría, pues el curso posterior dio el salto a Primera Nacional A además de finalizar tercero en la Copa de Europa de Clubes de Fifusa, organizada en la isla.

Ambición

Tras tres temporadas en la categoría de bronce del fútbol sala nacional, la directiva decidió que era hora de dar un salto de calidad y apostar por un proyecto más ambicioso. Tocaba soñar con algo más grande. En 2004, Jandro Álvarez se convirtió en el nuevo entrenador del equipo y trajo consigo a Ernesto Espinosa, actual buque insignia del equipo, Roberto Herrero, Julio Fernández, Óscar Javier González y los brasileños Edmar Fermino y Antonio Lucas de Freitas, que se unieron así a una plantilla en la que figuraba como principal estrella Clayton de Lima. El de Recife había aterrizado en las Pitiusas un año antes procedente del Alfa 5, de División de Plata.

La campaña salió redonda y el Gasifred ascendió por primera vez en su historia a Segunda División. La directiva era consciente de que un caramelito tan goloso no se podía desperdiciar y no dudó en realizar un fichaje de lujo como Luis José Solís Noval, conocido deportivamente como Luisjo. La sociedad que formó con Clayton fue letal. El suramericano fue el principal asistente del killer ovetense, que se convirtió en el pichichi de la categoría con un total de 63 goles, lo que le valió su posterior fichaje por el Guadalajara en División de Honor. El estreno en Plata no pudo haber sido más satisfactorio porque, además, la afición azulina fue distinguida por su comportamiento ejemplar como la mejor de Segunda .

Tres ejercicios se mantuvo el conjunto azulino en la segunda categoría nacional. Descendió tras el curso 2007-08 para vivir un añito en el infierno de la Primera A, donde se proclamó campeón para volver de inmediato a la elite tras una temporada en la que tuvo dos entrenadores: Carlos Sánchez, en la primera parte del campeonato, y José Luis Pérez Escrich, en la segunda.

La explosión

Su regreso al profesionalismo no pudo ser mejor, pues acabó firmando la mejor campaña de su historia: la 2009-10. Con Juan Carlos Bartual como técnico y las adquisiciones del pívot Salvador Carrión, el cierre Flavio Emanoel Rebelo y los alas Alejandro Vega y Mario Salado, el Gasifred firmó 45 puntos en 28 jornadas que le permitieron finalizar cuarto y clasificarse para la fase de ascenso a División de Honor. En ella se cruzó con el Burela, que se impuso tanto en la ida (4-5) como en la vuelta (3-2).

Batacazo

Lo que pocos esperaban era el batacazo del ejercicio siguiente, en el que el plantel sufrió muchos cambios. Hugo Nava tomó el relevo de Bartual y ninguna de las contrataciones del curso anterior siguió. El ‘Gasi’ navegó a la deriva y no sólo acabó descendiendo, sino que, además, decidió bajar otra categoría más –a Tercera (Primera B) en lugar de Segunda B (Primera A)– por problemas con una subvención de la Fundación Illesport.

«Nos quedamos entonces con una deuda de casi 70.000 euros por culpa de Illesport, que nos hizo un gran recorte cuando teníamos un compromiso adquirido», recuerda Juan Ruiz.

Esa decisión y el trabajo de la directiva ha permitido que el club, a día de hoy, no tenga números rojos y pueda celebrar su trigésimo aniversario. Quizá lo más fácil, en su momento, habría sido optar por la desaparición, pero el Gasifred está repleto de valientes, sigue en pie y continuará dando guerra la temporada venidera en Tercera División.