Los jugadores de la UD Ibiza celebran un gol en el anterior partido contra el Racing de Ferrol. | Marcelo Sastre

Los penaltis sólo los fallan los que los lanzan. Por eso, hay que darle también su importancia a quienes los transforman. Ayer, la UD Ibiza sumó tres valiosos puntos gracias a su acierto desde los once metros y un notable trabajo de posición. Lanzó dos y los metió contra un Sporting de Gijón B que plantó mucha batalla en la primera parte, pero que se hundió con dos acciones puntuales en el primer tramo de la segunda mitad.
El equipo celeste ofreció buenas sensaciones en los primeros minutos. De hecho, no tardó en firmar la primera aproximación de peligro por medio de Raí. El brasileño caracoleó en el vértice del área, buscó posición de tiro y acabó lanzando un disparo que el portero despejó con apuros a córner.

Sin embargo, esto no fue más que un espejismo. Con el paso del tiempo, los rojiblancos se fueron sacudiendo el control inicial de su rival y pasaron de dominados a dominadores. Incluso dieron un gran susto a los veinte minutos de juego, cuando Chiqui cabeceó a la red un centro desde la izquierda. La jugada, eso sí, fue anulada por fuera de juego. Lo era.
Los pupilos de Pablo Alfaro no encontraban la manera de ofrecer su mejor versión, pero, al menos, mantenían el orden sobre el terreno de juego. Sólo en la recta final pasó algo de apuros Lucas, que, primero, atrapó un disparo lejano y centrado de César y, después, vio cómo Bertín chutaba fuera en posición escorada.

LA CLAVE
Tras el descanso, dos jugadas aisladas encaminaron a los unionistas hacia la victoria. A los siete minutos, Espeso cortó con la mano un centro de Fran Grima dentro del área. Ángel Rodado asumió la responsabilidad desde los once metros y no perdonó. Lanzó raso junto al palo izquierdo del portero, que se venció al lado contrario.
Apenas cinco minutos después, Aizpiri vio una clarísima roja directa y dejó a los suyos con uno menos. Una mala cesión por parte de un compañero hizo que el central llegara tarde al corte cuando Kike López se iba a quedar solo contra el portero. El defensa ni protestó la expulsión.

Alfaro aprovechó la situación para dar aire fresco a su equipo ante un contrincante que se iba a desgastar aún más físicamente debido a su inferioridad numérica. Primero debutó el ghanés Sibo, que entró por Pep Caballé, y poco después Rodado dejó su sitio al otro delantero centro: el argentino Diego Mendoza.
Este último fue precisamente el encargado de sentenciar la contienda, de nuevo desde el punto de los once metros. Espeso, que estuvo ayer como el calificativo de su apellido, cometió otro penalti al derribar a Sibo en el interior del área. El lateral, que se lanzó al suelo, atropelló a su rival pese a su intento por encoger las piernas para evitar el contacto. El argentino ejecutó la pena máxima con éxito con un disparo al centro.
La renta pudo aumentar en un cabezazo de Sibo a las manos del portero. No fue necesario. El partido acabó muriendo con el 0-2, que mantiene la buena línea de resultados de una UD Ibiza que camina firme con el objetivo de clasificarse esta temporada para el play off de ascenso.