Los jugadores de la Peña Deportiva celebran el definitivo tanto de Marc Fraile. | Marcelo Sastre

Siguen pasando las jornadas y el sol sigue brillando por la isla de Ibiza. En Santa Eulària y en Vila la ilusión entre los aficionados está disparada, no es para menos. El fútbol vive de eso, de la ilusión de los aficionados. Son los jugadores y el cuerpo técnico los que tienen que tener los pies en el suelo, mientras que el resto se permite soñar. Deben tener los pies en el suelo precisamente por eso mismo, para dejar que el resto siga mirando la clasificación como lo hace un niño: «Si ganamos el próximo y éstos pierden, nos ponemos primeros».

La Peña Deportiva sigue dando argumentos para quitarse el letrero de ‘sorpresa’ por el de ‘equipo revelación’. Este fin de semana visitó Santa Eulària un conjunto aguerrido, con jugadores muy fuertes que proponían un fútbol de disputa y segunda jugada, uno de esos bloques en los que uno piensa cuando habla de la Segunda B. Las Rozas aterrizó en la isla habiendo encajado solo tres goles en seis jornadas. La Peña le metió dos (2-1).

Fue el partido más gris de los de Raúl Casañ en cuanto a juego, sufrieron, y de qué manera, contra un rival que asedió el área una y otra vez, ni cuando se quedaron con uno menos se notó la diferencia numérica. Los pitiusos supieron sufrir y, aunque perdonaron, aguantaron el marcador mientras el fantasma del Celta B sobrevolaba el Municipal.

El técnico valenciano repitió en la portería con Leo, se vio obligado a poner a Mena como lateral derecho por la baja de Andrada y volvió a apostar por Crespo como lateral izquierdo. Los dos zagueros estuvieron sobrios en defensa, pero sufrieron mucho con el balón en los pies. El balón en largo fue su recurso y la Peña lo notó, apenas podía conectar con sus hombres de más calidad. En el descanso Casañ corrigió con la entrada de Cruz y el equipo mejoró.

Con sufrimiento, pero tres puntos más. El objetivo es la permanencia y los números dicen que ya se ha conseguido más de una tercera parte. Hay que seguir.

Una racha que invita a soñar

La UD Ibiza ganó en Mareo (0-2) ante el Sporting B en un encuentro que se decidió desde el punto de penalti. Tampoco fue el día más brillante de los ibicencos que sufrieron para crear ocasiones de gol ante un equipo que intentó proponer, con calidad, pero que notó su bisoñez.

En Gijón, Alfaro hizo una pequeña revolución con varios cambios sobre el once que viene siendo habitual. Dio entrada a Lucas en la portería en lugar de Germán que había sido su portero titular hasta la fecha. En la defensa dio entrada a Fran Grima, volviendo a colocar en el extremo a Kike López. Además, en el centro del campo dejó a Javi Lara sin jugar ni un minuto. Su puesto lo ocupó Pep Caballé. Por último, en la zona de ataque premió a Raí con su titularidad después de los buenos minutos que hizo contra el Racing de Ferrol, y dejó fuera a otro de los que había sido indiscutibles como Cirio.

El plan, visto el resultado, salió bien. Los celestes maduraron el encuentro y se encontraron con la fortuna de cara. En la primera parte, el colegiado anuló un gol a los asturianos. Ya en la segunda, llegó un primer penalti que Rodado se encargó de materializar. Además, pocos minutos después el Sporting B se quedó con uno menos. Con todo de cara llegó la sentencia de Diego Mendoza también desde los once metros.

El Ibiza ofreció poco más en ataque, pero tampoco sufrió en defensa. Volvió a hacer un partido muy serio, uno de esos encuentros dignos de esta categoría en lo que lo más importante es conseguir un nuevo triunfo que les permite seguir en la segunda posición a la estela del Atlético Baleares, ya van seis seguidos sin perder.

Pasan las jornadas y tanto la UD Ibiza como la Peña Deportiva siguen instaladas en los puestos de play off.