Hace cinco días, Joaquín Robles (Madrid, 1981) cruzaba en Mallorca la línea de meta como ganador en Age Group de la prueba de obstáculos más famosa del mundo, la Spartan Race. Y no solo consiguió ser el mejor de su grupo de edad, también quedó segundo de todos los que compitieron en esa misma categoría al lograr un tiempo de 39’28’’ en la modalidad Sprint.

Joaquín ha demostrado cómo el esfuerzo, la constancia y la dedicación dan sus frutos y en apenas un año ha conseguido alzarse con un primer puesto. Amante de los animales, buen amigo y capaz de sacar una sonrisa en los momentos más duros, este madrileño que llegó a la isla hace cuatro años es querido y admirado por todos sus compañeros de equipo y por todos aquellos que lo conocen. Durante los últimos dos años no ha parado de entrenar, ha participado en diferentes carreras y finalmente ha sido en la Spartan Race donde ha encontrado su motivación, no solo por disfrutar «con una carrera tan completa» sino porque también «ha conocido a su segunda familia».

—¿Cuándo empezó a correr?
—Empecé cuando llegué a Ibiza en 2016. En Madrid salía algún día a correr, pero prácticamente nada. Aquí empecé con el trail de montaña.

—¿Cómo despertó esta pasión por la Spartan?
—Empecé a meterme en clases de Spartan en Bfit en 2018. Cuando empecé, dudaba si hacer Spartan o Crossfit. Probé Spartan, me gustó muchísimo y dije, «me quiero dedicar a esto».

—¿Cuándo fue su primera carrera?
—Mi primera Spartan fue en 2018, la Beast de Barcelona, 24km, y me fue fatal. Nunca había hecho montaña y los isquios, acabaron reventados ya en el km12. Tardé cinco horas en hacerla y porque terminé con mi amigo Alessandro, pero estaba muerto y con calambres. Aún así, crucé meta y dije «esto es una pasada». Y desde entonces, he ido a todas.

—Ya había hecho podium en otra ocasión...
—En la Stadium en Madrid, mi quinta carrera, hice tercera posición. Antes ya había estado en Dolomitas, que me clasifiqué para el Europeo. Una de las carreras más duras, sobre todo por la ola de calor.

—¿Imaginó hace un año que ganaría la Spartan Race?
—Nunca. La temporada pasada la acabé muy bien y como soy muy competitivo, dije «quiero ir a más», así que empecé a entrenar mucho.

—¿Cómo se prepara para una carrera?
—En los obstáculos, que implican mucha fuerza, voy bien, porque llevo muchos años entrenando en gimnasios. Mi punto débil es correr y es lo que he estado entrenando.

—¿Supone mucho sacrificio?
—Es sacrificio porque además de que trabajo nueve horas, luego me voy al gimnasio y estoy dos horas. Entreno casi todos los días, pero habría que descansar alguno (risas). Es sacrificio pero a mi es lo que me gusta y me apasiona, así que no me supone tanto. Llegas a casa con el tiempo justo para preparar la comida y dormir y prácticamente entre semana no tienes vida.

—¿Por qué las carreras de obstáculos?
—El trail de montaña es solo correr, que es muy bonito por los paisajes, pero solo es correr. El crossfit es solo fuerza y la Spartan es una mezcla de las dos cosas. Haces carrera, con paisajes bonitos y además haces ejercicios de fuerza. Una combinación de todo un poco.

—¿Alguna anécdota?
—En mi primera carrera, yo no llevaba camelback y tengo asma. Perdí a Rafa, un compañero que me guardaba el ventolín, me empezó a dar el asma y estuve súper agobiado hasta que lo encontré. También en esa carrera, me cancelaron el vuelo y perdí un día de trabajo. En otra carrera, estábamos todo el equipo en una casa, y bajé a desayunar el primero. Cuando llegué al salón, encendí la luz, y me encontré encima de la mesa representada toda la Spartan Race con playmobil, con todos los detalles. Nos lo había hecho una compañera de equipo a la que aprecio muchísimo y que había hecho la carrera el día anterior. Fue buenísimo porque estaba la llegada con el fuego, los alambres, las anillas, todo súper currado. También perdí una apuesta con los de mi trabajo y por no hacer podium en Córdoba, le dije adiós a mi flequillo y tuve que raparme el pelo.

—Para ser número uno, imagino que no falla ningún obstáculo, ¿cuál le gusta más?
—Me encantan los obstáculos de suspensión, como las anillas, las barras… Voy bien de fuerza. Todos los de colgarse como un mono, me encantan.

—¿Cuál le pone más nervioso?
—Los de equilibrio. Pienso que es mi punto débil pero llevo las últimas cinco carreras que no los fallo. Cuando llego y los veo, son los que me ponen más nervioso. La jabalina, si llegas nervioso o tiras confiado, como me pasó esta vez en la carrera del sábado, la puedes fallar, cosas que pasan (risas).

—¿Con qué te quedas de una Spartan Race?
—A parte de la satisfacción personal de acabar este tipo de carrera, me quedo con el ambiente, la gente, la piña que hacemos con el equipo y los viajes.

—¿Qué consejos daría a nuestros lectores para superar este tipo de carreras?
—Primero que lo prueben. Es una experiencia única y lo van a disfrutar. Un consejo... depende a lo que vayan, porque hay varias categorías. Hay una para disfrutar y dos categorías superiores para competir, depende del nivel al que quieras ir. Pero yo animo a todo el mundo a que las pruebe.

—¿Cuáles son sus objetivos para este año?
—He empezado muy bien la temporada. El primero está cumplido, quería ganar una spartan y lo he conseguido. Me gustaría también lograr un buen puesto en las National Series. También me gustaría obtener buenos resultados en carreras más duras y de larga distancia.

—¿Qué es lo que más le cuesta de su rutina deportiva?
—Yo antes comía muy mal y al llegar a Ibiza empecé a cambiar la alimentación. Al principio te cuesta, pero al final te acostumbras a comer sano. Y el tema de salir por las noches… prefiero levantarme un domingo por la mañana e ir a entrenar o salir a correr por la montaña.

—¿Una carrera especial?
—Fue en mi tierra, Madrid, cuando logré hacer podium con el tercer puesto y, lo más importante, arropado por mis amigos, mi equipo, mi madre y mi familia que fueron a verme. Fue en septiembre y yo me dediqué todo el verano a entrenar. Gracias a esos meses que estuve ‘sacrificando’ otras cosas logré un tercer puesto en Madrid con mi familia. Para mi fue increíble.

—¿Qué destacaría de su equipo Bfit Spartan Team?
—Buah! Es mi segunda familia, son increíbles. Sin ellos esto no sería lo mismo y yo no estaría tan motivado. A mi me dicen siempre que soy yo el que motiva a la gente, pero son ellos los que me motivan a mi. Para mi ellos son los mejores.

—¿A quien dedicas el triunfo?
—Lo dedico a mi madre, que todo lo que soy es gracias a ella; a Alfons, nuestro entrenador; por supuesto a todo mi equipo; a Bfit, que es el club donde entreno, y a una persona muy especial del equipo.