Arthur Borges golpea la pelota ante la oposición de Juanmi González. | Marcelo Sastre

La UD Ibiza-Ushuaïa Volley no comenzó la temporada con buen pie en la Superliga masculina. El equipo ibicenco cedió una dolorosa derrota por 1-3 (16-25, 32-30, 22-25 y 20-25) contra el Urbia Palma, rival directo por los puestos punteros de la tabla, en un derbi balear dominado con claridad por el bando mallorquín. El buen hacer de Peetu Mäkinen, que promete grandes tardes de gloria para los pitiusos, no bastó para frenar a un superior conjunto mallorquín.

En un desangelado pabellón de es Viver, donde estaba prohibida la entrada de público por las restricciones existentes en Vila con motivo de la pandemia de la COVID-19, el partido comenzó con una igualdad tremenda. Nadie era capaz de despegarse en el marcador, que se nivelaba continuamente. Los ibicencos encontraron en Mäkinen su mejor arma. El finlandés se mostró contundente en el remate y un bloqueo de él permitió a los suyos ponerse 8-7 en el marcador.

El problema de los locales se encontraba en el saque. No en vano, cuatro de los primeros diez puntos de los mallorquines se produjeron por errores en el servicio de los pupilos de Aitor Barreros.

El partido se rompió tras un bloqueo de Walter da Cruz a Raúl Muñoz que supuso la máxima ventaja hasta ese momento, dos puntos (9-11). Tras un error en la construcción del Urbia que supuso el 10-11, un parcial 0-3 complicaba las cosas (10-14) a los pitiusos.

La racha la cortó Mäkinen, quién si no, con un remate en diagonal que supuso el 11-14.
Sin embargo, los visitantes se encontraban más cómodos sobre el parqué e incrementaron su renta hasta los cinco puntos (12-17 y 15-20).

Por si no fuera suficiente, esa pizca de fortuna que suele decantar los partidos hacia un lado u otro benefició al cuadro de Marcos Dreyer, que veía cómo varios servicios tocaban la red pero la pelota no caía en su propia pista. De hecho, el 16-22 se produjo tras perder fuerza la bola y caer muerta en el lado de la UD Ibiza sin que nadie pudiera llegar a levantarla. Fue un golpe a la moral de un equipo ibicenco que acabó cediendo la primer manga por un doloroso 16-25 tras un remate fuera de Borges y tras encajar un parcial final de 0-5.

La segunda manga se caracterizó por ser una auténtica lucha titánica entre dos equipos que en ningún momento querían dejar escapar el set. Fue el cuento del nunca acabar. Comenzó dominando el cuadro local, que veía siempre cómo su adversario neutralizaba su mínima ventaja. Que la UD Ibiza-Ushuaïa consiguiera su máxima ventaja de todo el partido con el 8-6 no fue más que un espejismo, pues fu nunca más ninguno de los dos contendientes llegó a mandar por más de un punto.

Borges y Mäkinen tiraban del carro por parte de los ibicencos mientras Pernambuco y Juanmi lo hacían para los mallorquines. Las primeras bolas de set fueron para el Urbia Palma, pero el equipo de Aitor Barreros se acabó llevando el gato al agua por 32-30 tras casi 40 minutos de set. Impresionante.

El tercer set se rompió cuando el cuadro de Marcos Dreyer se distanció de tres puntos (4-7), lo que obligó a los ibicencos a parar el partido. Si bien es cierto que los de Vila no le perdieron la cara al set en ningún momento, llegando incluso a reducir a uno la renta (11-12), lo cierto es que los mallorquines supieron mantenerse arriba manejándose siempre en rentas de dos o tres tantos. En su segunda bola de set, Pernambuco puso el 22-25 y subió el 1-2 al electrónico.

La cuarta manga no tuvo historia. Seis puntos de inicio por parte del Urbia Palma (0-6) encarrilaban la victoria visitante y ponían contra las cuerdas a una UD Ibiza-Ushuaïa Volley que necesitaba un milagro para remontar. Y no lo hubo. Reaccionó lo suficiente como para evitar una sangría mayor, pero en ningún momento optó a hacerse con un set que, como era de esperar ya, se adjudicó el equipo de Marcos Dreyer (20-25).

De esta forma, el conjunto ibicenco no pudo disfrutar del debut soñado. Las bajas lastraron a un cuadro pitiuso que la próxima semana tratará de dar la campanada ante un rival más difícil, el principal candidato al título: el Teruel.