Rubén, del Sant Jordi, encara a Pere Mascaró en un lance del partido de ayer. | Marcelo Sastre

El Sant Jordi aún no ha dicho su última palabra. El equipo verdinegro endosó ayer una ‘manita’ al Esporles (5-0) y sigue metido de lleno en la pelea por los puestos que dan acceso a la fase de ascenso.

El conjunto jordier aprovechó la expulsión del guardameta visitante a la media hora de juego para pasar por encima de su rival como una apisonadora. El cancerbero tocó con la mano el balón fuera del área tras una vaselina de Carlos Huertas y el árbitro le mandó a los vestuarios. Los mallorquines viajaron sin portero suplente y el defensa Marc Tomás se puso los guantes, dejando patente con el paso de los minutos que su sitio no está precisamente en el marco.

Aunque el Esporles aguantó el cerocerismo hasta el descanso, tras la reanudación encajó cinco dianas. Carlos Huertas, de cabeza tras un centro de Rosillo, inauguró el marcador a los dos minutos y medio. El segundo llegó en el minuto 64. Tras un robo en la medular, los locales salieron como un tiro a por la portería rival y Cobos finalizó a placer un buen pase lateral de Carlos Huertas.

Los de David Escandell no quitaron el pie del acelerador e insistieron sobre la meta rival. En menos de cinco minutos cayó el siguiente tanto. Walter, desde el vértice del área, marcó de vaselina en una acción en la que el portero había perdido su sitio y no supo recular a tiempo.

A falta de diez minutos se produjeron dos tantos en un abrir y cerrar de ojos. Pancho le pegó desde el exterior del área y el meta se quedó mirando cómo entraba en la portería. Veinte segundos después se produjo el definitivo 5-0. Pacheta se quedó solo ante el marco tras un pase en largo de Rosillo y no perdonó. El veterano ariete certificó así la manita de un Sant Jordi que sigue soñando.