Marc Tur durante los 50 kilómetros marcha. | Juegos Olímpicos

Cruel. Esa es la palabra para definir lo vivido esta madrugada durante la actuación de Marc Tur en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La isla de Sapporo fue el escenario en el que se ha escrito historia del atletismo ibicenco esta madrugada. El atleta de Santa Eulària, el de la Peña Deportiva, dio toda una exhibición en los 50 kilómetros marcha de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para acabar en la cuarta posición. Una plaza histórica que fue muy cruel ya que el ibicenco saboreó la medalla hasta los últimos 200 metros en los que fue superado por el canadiense Dunfee. Crueldad extrema para una actuación impresionante.

El atleta ibicenco que llegó a Japón en su mejor estado de forma salió con el grupo principal a la estela del chino Luo que salió a romper la carrera desde el principio y se marchó en solitario, con unos 30 segundos de ventaja sobre sus perseguidores. Solo el francés Diniz, plusmarquista mundial, se fue a su estela, aunque acabó pagando el esfuerzo y tuvo serios problemas físicos pasado el kilómetro seis, que le hicieron perder muchas posiciones.

Cuando se superaban los primeros 10.000 metros, Tur seguía en el grupo de favoritos, de hecho, cruzó en la posición decimotercera a 27 segundos de Luo, líder destacado por aquel entonces. Así fue el paisaje hasta que en el kilómetro 14 el japonés Maruo aceleró un poco el ritmo en el grupo de favoritos reduciendo sus unidades. Tur se agarró al pelotón, aunque empezó a dar muestras de sufrimiento y al kilómetro 20 cerraba el grupo, que justo cazaba a Luo, en la posición decimoséptima. Pocos metros después, Tur perdió contacto con los favoritos.

Aun así, el de Santa Eulària peleó todo lo que pudo y en el paso por el kilómetro 20, solo perdía cinco segundos con el grupo de los favoritos, del que había atacado el polaco Tomala. Las sensaciones de Tur no eran las mejores, pero no terminaba de descolgarse y sus esperanzas de recoger rivales seguían vivas. Más aún cuando el polaco puso tierra de por medio y cogió casi un minuto de ventaja. El grupo perseguidor se desarmó y Tur recuperó posiciones hasta la duodécima plaza para irse en persecución de Tomala con los mejores.

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El polaco se escapó directo a por el oro y nadie podía seguir su ritmo. Cabe señalar que Marc Tur había pasado en la segunda plaza por el kilómetro 35. Cinco kilómetros más tarde, Tur hacía soñar a toda España con una medalla. El ibicenco lideraba un grupo de seis marchadores llamados a pelear por la plata y el bronce.

El japonés Kawano fue el primero en perder comba en el grupo perseguidor al sufrir una indisposición, dejando la pelea en cinco. El siguiente fue el finlandés Partanen que se alejó en el kilómetro 42. El que se recuperó fue Kawano, que volvió a entrar en el grupo. Era Tur el que marcaba el ritmo en casi todo el momento dando muy buenas sensaciones.

Estos cinco hombres entraron juntos en los últimos cinco kilómetros de la carrera a más de tres minutos de un Tomala que ya saboreaba la medalla de oro. Solo un gran desfallecimiento se la podía quitar. El ritmo de Tur seguía siendo bueno y dejaba fuera de combate al canadiense Dunfee. Quedaban el alemán Hilbert, el portugués Vieira y el japonés Kawano. El asiático tampoco pudo seguir el exigente paso del ibicenco. También explotó el portugués y Marc Tur se marchó volando, junto a Hilbert, en busca de un podio olímpico histórico.

Los dos marchadores se pusieron de acuerdo para colaborar y jugarse el color de la medalla en los metros finales. Con la presión de los dos avisos, un tercero le privaría de la presea, el alemán se marchó directo a la plata, mientras que Tur entró en plena agonía. La medalla estaba muy cerca, pero a falta de 200 metros apareció el canadiense Dunfee para superarle y escribir una de las páginas más crueles del deporte español.