El técnico Carlos Flores, ayer en Sa Pedrera, antes de empezar el entrenamiento del CB Sant Antoni. | Irene Arango

Carlos Flores Serrano (Barcelona, 26/01/1989) es el entrenador del CB Sant Antoni desde febrero. Formado como técnico en las categorías inferiores del FC Barcelona y miembro del equipo de técnico de la Federación Española de Baloncesto que se encarga de las selecciones base, en su primera temporada en Ibiza clasificó al equipo para el playoff de ascenso a LEB Plata, un salto de categoría que se terminó dando en los despachos tras la renuncia de plaza de algunos equipos. Este sábado (19.30 horas) en Sa Pedrera comienza ante el Mollet su segunda campaña al frente de los portmanyins.

—Este fin de semana comienza una nueva temporada. ¿Cómo la afrontan?
—Con muchísima ilusión. Creo que la palabra clave es esa porque es un proyecto que acaba de empezar y tenemos la oportunidad de, después de haberlo luchado mucho el año pasado, asentarnos en una categoría profesional como es la LEB Plata. Tenemos mucha ilusión de hacerlo todo muy bien para demostrarle a la isla y a nuestra gente que estamos preparados para ello.

—Muchas caras nuevas. ¿Está satisfecho con los fichajes?
—La verdad que son muchísimas caras nuevas. Del año pasado solo quedan Jordi (Grimau), Tau (Slezas), Toms (Skuja) y Byron (Richards), que yo no pude estar con él cuando llegué. Estoy muy satisfecho con el equipo. Creo que hemos hecho un equipo muy compensando a nivel interior y exterior. Con una filosofía de juego muy clara. Los jugadores aportarán a nivel físico y técnico. Estoy muy contento de encajar la veteranía que nos pueden dar jugadores como Jordi o Tau con gente joven que tiene muchas ganas de trabajar y hacerse un hueco. Eso nos va a hacer progresar a todos.

—El curso pasado, en el playoff, pareció que faltaba un poco de fondo de armario. ¿Se ha solucionado ya ese problema?
—Solucionarse se ha solucionado, pero lo que pasa es que todavía no ha llegado, que ya es inminente, el otro jugador americano (Ramel Thompkins) –está teniendo problemas con el visado– y Matija (Bilalovic) está lesionado. Estamos en una situación similar a la del año pasado, pero sabemos que este año tenemos la solución real. El año pasado nos quedamos cortos de plantilla y este año vamos con 11 o 12 jugadores.

—Se hablan maravillas de Matija Bilalovic. De que puede ser el jugador llamado a marcar las diferencias
—Creo que sí. Por talento y físico tiene que ser un jugador importante en nuestro equipo. Lo hemos visto poco porque se lesionó, pero es un jugador muy profesional en el día a día. Su implicación es máxima. Con la lesión podría haber dado un paso atrás, pero todo lo contrario, ha trabajado más de lo que se la ha exigido. Creo que eso sumado a su físico, su capacidad técnica y su capacidad de anotación hace que sea un jugador diferencial.

—El sábado viene Mollet, un rival con el que perdieron en playoff. ¿Qué espera del partido?
—Va a ser un partido difícil. Jugamos contra el último rival del año pasado. Creo que la clave va a ser nuestro juego interior. Si somos capaces de llevar el balón a nuestros pívots tendremos ventaja física. También debemos parar a sus tiradores, son un equipo con mucho acierto exterior, pero si somos sólidos atrás podremos sacar bien el partido.

—Y qué se puede esperar de su equipo la gente que acuda al pabellón.
—Creo que todo lo que hemos intentado plantear siempre cuando hemos jugado es levantar el público del asiento. Queremos jugar un baloncesto atrevido, valiente, que tengamos muchas posesiones, muchos tiros. Poder anotar muchos puntos para que la gente se tome esto como lo que es: un espectáculo. A veces, tenemos la suerte de hacerlo muy bien y otras pues no lo hacemos tan bien y nos toca remar. Pero lo que se van a encontrar es un equipo valiente y divertido.

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—Los que saben de baloncesto dicen que es un equipo más para mirar hacia arriba que hacia atrás. ¿Qué piensa usted?
—Voy a usar una frase muy de fútbol. Yo pienso que hay que ir partido a partido. Creo que tenemos que aterrizar en la categoría. La mayoría somos nuevos en esa categoría. Hay que ver cómo es nuestra presentación en LEB Plata y, a partir de ahí, ir mirando un poco cuáles son nuestros objetivos. El prioritario debe ser la permanencia. Si lo conseguimos pronto, ya miraremos hacia arriba porque no nos cerramos a nada, pero sin ningún tipo de presión. Hay que ir poco a poco, que el equipo tenga las cosas claras, que esté cómodo y juegue bien. Luego ya veremos donde nos ponen los resultados.

—¿Cómo valora el grupo Este? ¿Qué equipos son los llamados a estar arriba?
—Creo que es un grupo fuerte. Es un grupo fuerte. Hay buenos jugadores. Hay un parte de la categoría, y creo que esto es muy positivo, que se está rejuveneciendo. Los equipos están apostando por gente joven y eso hace que la competencia sea aún mayor. Sin duda alguna yo creo que Menorca va a ser el candidato principal a subir en nuestro grupo. Benicarló y Cartagena van a ser equipos que se lo pondrán difícil. Son equipo de mucho presupuesto, con plantillas largas y rotaciones de mucho nivel. Creo que estos tres equipos tienen las plantillas para optar al ascenso.

—Habla de Menorca. Jugaron el sábado contra ellos, después de haber jugado el viernes contra un LEB Oro como Palma. Fue un partido de tú a tú en el que dio la sensación de que se les acabó un poco la gasolina al final.
—Sí, las pretemporadas están para eso. Nosotros no hemos mirado tanto el partido del sábado, si no la carga de trabajo que queríamos emplear. Estoy muy contento. Contra Menorca creo que planteamos una gran primera parte, sobre todo a nivel defensivo, algo que nos tiene que hacer diferentes a los demás. Sí es verdad que en el tercer cuarto, supongo que también por el arreón de su entrenador en el vestuario, Menorca salió más enchufado. Se igualaron las fuerzas y ellos tuvieron más acierto. Se compitió de tú a tú y eso es muy positivo para nosotros. Nos quedamos con la miel en los labios porque pudimos haber ganado el partido, pero el aprendizaje que sacamos es muy positivo.

—El Sant Antoni es un proyecto en crecimiento. En una isla como Ibiza, ¿Hasta dónde cree que puede llegar?
—Yo creo que hasta donde nos propongamos. No creo que Ibiza se un impedimento. Ibiza tiene mucha gente que apoya el deporte y tenemos que hacernos visibles. No solo es la parte más turística que es una realidad, también hay todos estos proyectos deportivos que van muy en serio, que tienen mucha gente empujando para que salga. Si somos capaces de llegar a toda esta gente que viene a apoyarnos, será algo imparable. Hay los medios, está la gente, la afición, los jugadores... Si todo el mundo se propone remar en la misma dirección puede ser un proyecto bastante chulo para la isla.

—Categorías inferiores del FC Barcelona, categorías inferiores de la selección española. ¿Por qué acepta la oferta del Sant Antoni?
—Lo que me hace venir a Ibiza es el proyecto en sí. Yo quería ir a un lugar en el que pudiese trabajar durante todo el día, por la mañana y por la tarde, con jugadores jóvenes. Aquí me dan esa posibilidad. Puedo trabajar con jugadores jóvenes y centrarme en la mejora del jugador, que para mí es la parte más importante. Es verdad que como equipo debes competir y ganar porque el resultado marca el trabajo, pero mi idea de trabajo es la mejora individual del jugador. Todo eso me lo dio el año pasado Ibiza. Me gustó y hablé con Jordi (Grimau). Jordi tiene muchas ganas de llevar el nombre de Sant Antoni lo más arriba posible.

—Queda claro que para usted la juventud es valor importante.
—Muchísimo. Creo que la ambición y el deseo que pueden tener estos jugadores jóvenes es algo mágico con lo que trabajar e intentar ayudarles a tener una carrera productiva y puedan dedicarse a esto. Sobre todo, por mi filosofía de juego. No soy un entrenador que se conforme con entrenar lo justo, seguramente me paso. Eso con jugadores de una cierta edad no podría exigir ciertos límites. Me gusta enseñar el baloncesto no solo para ganar, para ser mejores cada día.

—Además, usted cuando acaba la temporada regular se va con las categorías inferiores de la selección. Más juventud. ¿Cómo son esos veranos?
—Pues muy entretenidos (risas). Soy un afortunado de poder vivir todo este proceso con la selección. No tuve la suerte los últimos veranos por la pandemia, pero todas las concentraciones que hacemos con estos chicos. Seguir en contacto con jugadores tan jóvenes, eso me hace muy feliz. Cuando llegas al verano, cambia la mentalidad porque ya no es tu equipo, estás en un grupo de trabajo más grande y es una suerte poder formar parte de la Federación por todo lo que me aporta a nivel de baloncesto y a nivel humano.