La trigésimo cuarta edición de la Ruta de la Sal estuvo marcada por el viento. La fuerza de este hizo que la versión de la regata con salida de Barcelona tuviese unas condiciones muy favorables, mientras que la versión de Dénia contó con mayores problemas. En ese paisaje reinaron el Rockall IV y el Clem, que se hicieron con la victoria absoluta de la prueba. Eso sí, no fueron los primeros en llegar a puerto, pues en tiempo real el triunfo fue para el Gymir, en la versión catalana, y el Pelotari.project, saliendo de Dénia.

Estas llegadas se produjeron el viernes, pero en la mañana de ayer tuvo lugar la rueda de prensa de los vencedores en las instalaciones de Es Náutic. Antes de darle la palabra a los mejores patrones de esta edición, la organización destacó que se ha sido «una edición muy especial después de dos años muy duros» y que el viento ha permitido unos tiempos espectaculares.

En la versión catalana, con salida desde Port Ginesta, los participantes gozaron de unas condiciones espectaculares que hicieron que no se produjera ningún abandono. El más rápido, un año más y ya van tres de manera consecutiva, fue el Gymir. Su patrón Francesc Roig destacó: «Ha sido una bajada intensa, dura, con mucho viento y olas altas, pero una regata muy divertida». Además, confesó que un «pequeño problema» estuvo a punto de hacerles abandonar cuando ya se acercaban a la costa ibicenca: «Dábamos la regata por perdida, pero al final se pudo arreglar». Por último, reconoció que, para un barco de grandes dimensiones como el que tiene, es muy complicado pelear en tiempos compensados.

Así pues, la victoria absoluta fue para el Rockall IV, de Cristopher Opielok, que registró un tiempo de 14h57’27’’ Se trata de una embarcación debutante en esta regata de altura, pero que ya cuenta con amplio palmarés. Opielok dijo: «Ha sido una sorpresa, pero el barco y la tripulación está preparado para regatas de altura y hemos tenido una buena estrategia encontrando el sitio correcto para navegar». Cabe destacar que esta embarcación ha llegado a alcanzar velocidades superiores a los 15 nudos, algo espectacular para un velero de 10 metros y medio.

El Rockall IV estuvo acompañado en el podio por el Caliope, segundo, y el Pogo 30 Pupule, tercero.

Dénia
Por otro lado, en cuanto a la versión de Dénia se refiere, lo más destacado es que batió el récord en tiempo real con un tiempo 12h22’10’’ en el trayecto de 120 millas, algo espectacular teniendo en cuenta que el viento no era favorable. Lo hizo el Pelotari.project, el Vismara 68 de Andrés Varela, patroneado por Jonsi Seguí. Este se mostró encantado: «Es un barco nuevo y sabíamos que teníamos rivales importantes para la lucha en tiempo real. Nuestro objetivo era llegar primeros. Sabíamos que la primera parte de la regata era en la que mejor nos podíamos defender». «Teníamos el objetivo de batir ese récord, que fue una motivación, aunque no eran las mejores condiciones», afirmó antes de asegurar que el próximo año intentarán mejorar su registro.

Por último, una vez compensados los tiempos, la victoria absoluta fue para el Clem, Swan 56 de Jaime Olazabal, que logró su póquer de triunfos en La Sal, convirtiéndose, además, en la única embarcación en triunfar en la versión de Barcelona, Mallorca y Dénia. Pedro Amengual no ocultó su satisfacción por ganar la versión de Dénia, que se les estaba resistiendo. El Clem es uno de los clásicos con más de 15 participaciones. Se trata de un barco del año 99, pero, como señaló el propio Amengual, «para qué cambiar algo que funciona bien».

Esta embarcación estuvo acompañada en el podio por el Brujo, segundo clasificado, y el PH III, tercero.

Además, este año se inauguró también el premio a la Innovación que recayó en la embarcación Stellar, el catamarán IC36 de Jaromir Poepk. Su llegada a Ibiza como primero de la flota de Barcelona atesora las capacidades de este barco que presenta un sistema energético autosuficiente basado en paneles solares e hidrogeneradores.