El delantero uruguayo del Atlético de Madrid Diego Forlán (d) dispara a puerta frente al portero Diego López, del Villarreal CF, para conseguir el tercer gol colchonero. | Efe

Atlético 3 - 1 Villarreal


Atlético de Madrid: De Gea; Ujfalusi, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Reyes, Tiago, Mario Suárez (Assuncao, m. 81), Elías (Koke, m. 69); Forlán y Kun Agüero (Juanfran, m. 88).

Villarreal: Diego López; Mario, Musacchio, Gonzalo, Capdevila; Cani (Marco Ruben, m.72), Bruno, Borja Valero, Cazorla; Nilmar y Rossi.

Goles: 1-0, m. 5: Reyes, con un disparo perfecto a la escuadra. 1-1, m. 34: Rossi, con un potente lanzamiento de falta. 2-1, m. 69: Agüero supera por encima la salida de Diego López tras una gran asistencia de Filipe Luis. 3-1, m. 71: Forlán culmina una pared con Reyes.

Àrbitro: Iturralde González (C. Vasco). Amonestó a los locales Mario Suárez (m. 13), Domínguez (m. 33) y Reyes (m. 56) y a los visitantes Cani (m. 53) y Gonzalo (m. 61).


El Atlético de Madrid retomó el camino de la victoria en el estadio Vicente Calderón, escenario de un triunfo incontestable del conjunto rojiblanco, que confirmó su reacción con una superioridad total contra un Villarreal decepcionante, que apenas contó un par de disparos y que pudo recibir un castigo mayor.

Lo mereció el notable equipo madrileño por fútbol y por ocasiones desde el primer minuto de encuentro, pero sufrió con un inquietante empate a uno en el marcador hasta el ecuador de la segunda parte, cuando los goles del argentino Kun Agüero y el uruguayo Diego Forlán aseguraron los tres puntos para afianzar la recuperación atlética.

El comienzo de partido ya fue perfecto para el Atlético. Un golazo de José Antonio Reyes, el motor ofensivo de su equipo en los duelos más recientes y que colocó un zurdazo precioso e imparable en la escuadra de Diego López, le dio ventaja y una buena dosis de confianza en el minuto 5 para encarar un duelo exigente.

No sólo tomó el mando del marcador, sino que el juego también le pertenecía al conjunto madrileño, con el portugués Tiago Mendes dándole sentido a la circulación de la pelota en el medio campo y con acercamientos sobre la portería contraria ante un Villarreal desactivado en el otro área, incapaz de responder al dominio local.

El choque caminaba bien para el Atlético, controlado y en una situación incómoda para su rival, que protagonizaba larguísimas transiciones, con Borja Valero como centro de operaciones, pero que se ahogaba en los últimos metros, sin encontrar las vías hacia la portería de David De Gea, que asistía al partido sin sobresaltos.

No lo necesitó el Villarreal, que tiró de efectividad, de un potente lanzamiento del italiano Giuseppe Rossi, en una falta tocada, para empatar el encuentro en su primer y único disparo a portería de toda la primera mitad. Un 1-1 inmerecido e inesperado para la superioridad del Atlético en el viaje hacia el descanso.

La segunda parte tampoco alteró el guión del encuentro, en poder del equipo rojiblanco por fútbol, ambición y ocasiones, como un gol anulado por fuera de juego al uruguayo Diego Forlán, un lanzamiento de falta de Reyes o un tiro demasiado cruzado del argentino Kun Agüero, pero aún con empate en el marcador.

No merecía tanto la actuación del Villarreal, hoy un equipo gris en el Vicente Calderón, donde veía el paso de los minutos con tanto conformismo en ataque como preocupación en su defensa, desbordada por los buenos movimientos y por las oportunidades del conjunto rojiblanco, con otros dos peligrosos tiros lejanos de Forlán.

Ya no resistió más un desconocido equipo amarillo, porque el partido hizo justicia con el juego del Atlético, que firmó el 2-1 (m. 62) en una acción individual del brasileño Filipe Luis, asistencia extraordinaria incluida hacia la carrera de Kun Agüero, que superó con un elevado toque sutil la salida de Diego López.

Dos minutos después llegó la sentencia para el duelo, en una pared precisa, inalcanzable para la defensa visitante, entre Reyes y Forlán, culminada por el uruguayo para romper una sequía goleadora personal de ocho partidos seguidos sin batir la portería contraria y para dar el impulso final a una victoria incontestable del Atlético.