La zona norte del pueblo de Sant Joan tuvo que ser finalmente desalojada el jueves por la noche debido a la cercanía del incendio, aunque la versión oficial desde el Punto de Mando Avanzado (PMA) decía desconocer ayer esta evacuación.

Entre las 23,00 y la 01,00 horas, según explicó el alcalde Antoni Marí Marí Carraca, «el camino viejo de Portinatx estaba literalmente en llamas», por lo que policías locales y miembros de Protección Civil procedieron a sacar a los habitantes de los inmuebles ubicados en la calle principal (Sa Cala), junto a esta carretera y a la vía que conduce a la Cala de Sant Vicent.

En total, decenas de vecinos de al menos siete viviendas y de un bloque de doce apartamentos, así como los huéspedes del hostal del pueblo (entre ocho y diez personas) debieron abandonar sus casas y alojamientos. También se procedió al desalojo de viviendas de periferia, además del agroturismo Can Martí que en ese momento contaba con diez clientes. Según el propietario, Peter Brantschen, de madrugada, la Policía lo sacó esposado de su establecimiento porque se negaba a abandonar la zona. En su caso, el fuego alcanzó cobertizo donde guardaba la maquinaria agrícola, que terminó hecha cenizas (ver apunte).

Noche de histeria

De hecho, en la noche del jueves se vivieron momentos de verdadera histeria cuando, casi de madrugada, una fuerte humareda cubrió la parte alta del pueblo, junto a la iglesia, hacia donde se dirigieron varias autobombas de la Direcció General d'Emergéncies.

El propio Carraca, reconoció que él mismo sufrió el nerviosismo que imperaba entre los vecinos que se echaron a la calle. Según destacó, su principal temor era que el núcleo urbano quedara atrapado por las llamas. «Me preocupaba que el fuego pasara por el camino de la depuradora porque quedaríamos rodeados», destacó, ya que las llamas se acercaban por los otros acceso al pueblo, tanto desde Portinatx como de la Cala de Sant Vicent, y temía que la salida a la carretera de Vila también quedara bloqueada por las llamas.

Ésta sensación que también la tenían los vecinos. «El fuego rodeaba todo el pueblo y bajaba por el monte; ayer por la noche esto era espantoso», recordaba Antonia, vecina de Sant Joan. «Lo que pasa es que el bosque está muy sucio», se lamentó.

Dormiren sillas de bar

Ya por la mañana, los ánimos en el pueblo estaban un poco caldeados, sobre todo entre los desalojados, que aún así pudieron regresar a sus viviendas.

A duras penas, entre el cansancio y la indignación, se animaban a contar lo que había ocurrido. Éste fue el caso de la encargada del hostal (que no dio su nombre), quien se mostraba indignada por la forma del desalojo. «La gente no sabía dónde ir, aquí te picaban la puerta, te decían que tenías que salir y ya está», se quejó esta vecina, que también criticó que aunque se había anunciado que habría alojamiento en el recinto de sa Coma, finalmente muchos desalojados «se fueron donde pudieron o durmieron en las sillas de los bares».

En su caso, como otros de sus vecinos, pudo acudir a la casa de familiares. Sin embargo, menos suerte tuvieron la mitad de sus clientes que, si estaban en el hostal, era porque ya habían sido desalojados de sus viviendas.

Sant Joan era ayer un pueblo marcado por el fuego. Por sus calles, algunos evacuados deambulaban o dormían en coches a la espera de poder regresar a sus casas, ubicadas en Sant Vicent o en la periferia del pueblo, y se mezclaban con propietarios y vecinos, que habían tenido que realojar a familiares y que, entre sí, comentaban daños materiales que sufrieron algunas viviendas de la zona.

Pero, sobre todo, se podían oír también muchas críticas sobre los medios a disposición para extinguir el incendio que, como siempre en estos casos, se consideran insuficientes.

EL APUNTE

Evacuado por la fuerza el dueño de un agroturismo

El propietario del agroturismo Can Martín, Peter Brantschen, fue evacuado por la fuerza en la madrugada del viernes, según relató. «El tratamiento de la policía fue muy particular», criticó. Según explicó, tres agentes de Policía Local lo sacaron de su agroturismo esposado porque se negaba a dejar el establecimiento y, en ese momento, su hijo estaba allí y no podía localizarlo. «No me quería ir sin mi hijo», aseguró el propietario, que aún así, explicó que los agentes lo tiraron al suelo y se lo llevaron del establecimiento. Sus clientes se habían ido a medianoche, pero aún así, a pesar del peligro, se intentó quedar. «Soy una persona responsable y conozco el sitio», justificó. El agroturismo ha quedado rodeado por un paisaje lunar que aún ayer humeaba. El cobertizo donde guardaba su maquinaria agrícola quedó destrozado por el fuego.

Ana: «Estoy de guardia esperando a que me dejen ir a mi casa»

«Llevo dos días desalojada, desde el miércoles», comentaba Ana, a quien el incendio le cogió trabajando en el mercado de Es Canar y ya no pudo llegar a su casa de la Cala de Sant Vicent. Ayer se encontraba en uno de los aparcamientos del pueblo «de guardia» a la espera de que abrieran el acceso para alcanzar su vivienda. Su principal preocupación son los animeles que quedaron en su vivienda, «entre ocho y nueve gatos», según detalló.

«La noche del miércoles al jueves no dormí, estuve aquí en Sant Joan esperando a ver si abrían la carretera. Y la noche de hoy [ayer] pude quedarme con un amigo en Eivissa», explicó. Sin embargo, desde temprano estaba otra vez en el pueblo «nerviosa» a la espera de que se abra el camino. «Entiendo que la Guardia Civil no quiere que haya daños personales, pero para mí también son importantes mis animales», concluyó.

Un vecino duerme en el coche a la espera de poder regresar a su vivienda

«Es una emergencia grande y para la gente mayor de Sant Carles y Sant Vicent, no había ni agua ni mantas», se quejó Simón, que tuvo que pasar la noche en el coche, «con dificultad y con mosquitos», después de haber sido desalojado de su casa de la Cala de Sant Vicent. «Pero no es importante para mí, no estoy enojado, pero los políticos van en helicópteros y sin agua para apagar el fuego», criticó.

Simón, al igual que otros vecinos de Sant Joan, no considera «normal» que los políticos «se hagan la foto» y que el incendio continúe quemando el bosque.

Este vecino del municipio se encontraba ayer junto a su coche aparcado en el pueblo, que estos días se ha convertido en su improvisada vivienda tras haber sido evacuado de su casa.