El ciclista danés Mads Pedersen. | Europa Press - David Pintens/BELGA/dpa

El danés Mads Pedersen (Trek Segafredo) reforzó el maillot verde con el triunfo al esprint en la decimosexta etapa de la Vuelta, disputada entre Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y Tomares (Sevilla), de 189 km, donde al final reinó el caos con caída de Primoz Roglic en la recta de meta mientras el líder Remco Evenepoel, que pinchó, cedía ocho segundos al esloveno.

Otro día de fiesta para Pedersen (Tollose, 26 años), ganador en Montilla y Tomares, dando un paso decisivo para llegar a Madrid de verde. Pronóstico cumplido de esprint y triunfo de un velocista. El nórdico, capaz de unirse a la rebelión final de Roglic, alzó los brazos con un tiempo de 4h.45.29, por delante del alemán Ackerman y del neerlandés Danny Van Poppel.

Mientras Pedersen gritaba de euforia, Roglic, que disputada el esprint entre cinco, bramaba de dolor. El esloveno, que rompió la carrera a 2,6 km de meta, se estrelló contra el asfalto. Rodilla y brazo derechos ensangrentados. Sentado en el suelo lamentaba su infortunio. Iba por la Vuelta y entró en el túnel de las dudas ante el alcance de sus lesiones.

El primer grupo perseguidor entró a ocho segundos, y ese tiempo fue el que limó Roglic a Evenepoel, quien tuvo la ‘suerte’ de pinchar dentro de los tres últimos kilómetros de seguridad. Si hubiese sido antes, tal vez el triple ganador de la Vuelta hubiese puesto en serio apuros al belga.

Finalmente, Evenepoel disfrutó el décimo día con la roja. Le sigue en la general el maltrecho Roglic a 1.26 minutos, luego el trío de españoles, por este orden Enric Mas a 2.01, Juan Ayudo a 4.49 y Carlos Rodríguez a 5.16.

Roglic, al ataque

La salida en Sanlúcar de Barrameda, localidad gaditana donde el Guadalquivir se une al mar, donde se vivía un día festivo por la conmemoración de otra vuelta, la primera circunnavegación de la Tierra de la historia de la expedición Fernando de Magallanes-Juan Sebastián Elcano, una proeza que celebraba ayer su V Centenario.

Fue un día de calma, con una larga escapada de Ander Okamika (Burgos-BH) y Luis Angel Maté (Euskaltel-Euskadi). El pelotón dio luz verde, y los hombres de la general tenían claro que el único objetivo era salvar el día sin incidencias y pensar en las próximas etapas en Extremadura. Si hay milagros, empezarán a producirse en el Monasterio de Tentudia y en el Piornal.

La etapa se desperezó a 15 km de meta, con la escapada ya neutralizada. A veces, en un instante, la tranquilidad se puede transformar en una intensa tormenta de acontecimientos. Y eso sucedió.
En la aproximación pinchó Groves. Un esprinter menos. El Ineos, Jumbo y UAE tensaron delante, cerca de la zona de seguridad de los tres kilómetros. Los hombres del equipo emiratí llevaban en volandas a Ackerman, el esprint masivo parecía listo para su ejecución. Por detrás Evenepoel había puesto pie a tierra. Un pinchazo dejó clavado al líder.

De repente, la sorpresa, saltó del grupo Primoz Roglic. Un ataque de los suyos, potente y con continuidad, en busca de la etapa, de la bonificación y de añadir, tal vez, algo más de tiempo a Evenepoel. El triple ganador de la Vuelta lanzó su primer órdago aprovechando una llegada en ligera subida, pero se le pegaron a su rueda varios esprinters, entre ellos Pedersen, Ackerman, Van Poppel y Fred Wrigth.

Malos compañeros de escapada para Roglic, quien estaba condenado por la etapa, pero no para meter tiempo al maillot rojo. Llegó la desgracia. El esloveno se rozó con Wright y se estrelló. Duro golpe, sangre, dolor y desesperación.

La ambición de un campeón como Roglic no tuvo recompensa. La desgracia se le echó encima en un día escrito para la tranquilidad. Ahora la oposición al líder dependerá de la evolución de las lesiones. Una lástima para el esloveno y también para la Vuelta. Si las heridas no son importantes. El ganador de las tres últimas ediciones venderá muy cara la derrota. Con sangre, sudor y lágrimas. Es Roglic.