Maria Musson.

Parte del documento de diagnóstico de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres de la isla de Ibiza, realizado por el Consell Insular d’Eivissa en el 2018 por Harmony Hita Torres, socióloga y master en estudios de género, leemos: «Ibiza es una isla que hasta los años 60 ha sido prominentemente rural. Durante décadas las casas payesas han servido como unidades de producción y por tanto, como motor económico de la sociedad ibicenca. Eran entidades autárquicas que buscaban el aprovechamiento del suelo rústico para la supervivencia de la familia. Por el rol doméstico que la sociedad tradicional patriarcal impuso a la mujer, ésta ha jugado un papel fundamental en el desarrollo sostenible del medio rural, no sólo en la perpetuación de las tradiciones culturales, sino también en la elaboración de los productos alimenticios y artesanales que permitían aumentar el valor de la producción para su posterior trueque o venta y por tanto, como una entrada económica complementaria para la unidad familiar junto a la aportación económica de muchos hombres que emigraron fuera de la isla para buscar trabajo.

La mujer rural ibicenca también ha jugado un papel importante en los huertos y granjas ya que era la que ayudaba en la cosecha y se encargaba de alimentar el ganado, elaborando todos los productos derivados de su crianza. Aunque muchos de los productos, como el vino o el aceite, y algunos eventos, como la matanza, se hacían en familia, el resto de las producciones, desde el pan y repostería, conservas, queso, embutidos, aceitunas, licores, etcécera lo elaboraban las mujeres. Todo su esfuerzo, trabajo y dedicación, por el hecho de desarrollarse en un ámbito doméstico, ha sido invisibilizado y, por tanto, no se le ha dado el reconocimiento que se merece».

Hoy día tenemos mujeres en el sector rural pitiuso de todas las edades, de tradición rural y de nueva incorporación, con formación académica en otros ámbitos o no, pero mayoritariamente mujeres; empresarias, trabajadoras, madres, cuidadoras de la familia, una muestra de ellas, están en estas fotos, la mayoría son nuestras vecinas, amigas o conocidas. Los milenios han pasado, pero hay roles que continúan. Por todas ellas, por su valor, esfuerzo, dedicación y sacrificio personal el reconocimiento de un día al año con la esperanza que llegue a ser lo más habitual de los 365 días.