Asistida por el abogado Miguel Ángel Ordinas, la joven se ha mostrado bastante nerviosa durante su declaración. Respecto al accidente del pasado jueves, ha asegurado que conducía correctamente y ha culpado a los ciclistas del mismo. | Miquel Àngel Llabrés

«Hice un adelantamiento y de repente me cegó el sol. Bajé el parasol y justo en ese momento choqué con los ciclistas». Anais Marco Batalla, la conductora de 28 años que mató a un ciclista e hirió a otros ocho el jueves en Capdepera, declaró ayer ante la jueza de guardia de Manacor y sostuvo que «esa mañana no me drogué», aunque sí la noche anterior. La magistrada ordenó su ingreso en prisión sin fianza.

La vecina de Artà pasó la noche detenida en las dependencias de la Guardia Civil y ayer por la mañana fue trasladada al Juzgado de Instrucción número 1 de Manacor, que estaba en funciones de guardia. Y que posiblemente se inhibirá en favor del Juzgado de Instrucción número 3, que era el que estaba de guardia cuando se produjo el jueves el atropello masivo de ciclistas.

La conductora se encontraba muy nerviosa y cuando descubrió que numerosos periodistas y fotógrafos hacían guardia a la entrada del juzgado intentó desesperadamente de ocultar su rostro. Después, durante la espera antes de declarar, se derrumbó en distintas ocasiones, fruto de la tensión de estos últimos días. Y también rompió a llorar varias veces. La fiscal no le realizó ninguna pregunta y Anais contestó al interrogatorio de la jueza y también a su abogado, Miguel Ángel Ordinas. «La noche antes, sobre las diez, me hice un porro», reconoció la joven, que a continuación negó que por la mañana, cuando se produjo el accidente, estuviera bajo los efectos de las sustancias estupefacientes: «No iba drogada». Esa madrugada se levantó «a las cinco para ir a trabajar a Capdepera, donde teníamos que limpiar un chalet, y después fuimos a Artà, para limpiar otro». Fue entonces cuando arrolló a los nueve ciclistas. «Primero adelanté a un ciclista aislado. A los tres o cuatro minutos me encontré con otros, que eran los rezagados del pelotón grande. Los adelanté y volví a mi carril. De repente me cegó el sol y bajé el parasol. Entonces ocurrió todo». La Guardia Civil encontró en el Porsche cinco colillas de porro, pero Anais insinuó que podían ser de su novio o sus amigos, que habían cogido el coche otras veces, ya que ella no era la conductora habitual. La juez, en el auto, confirma que no hay aún datos concluyentes de que condujera drogada, pero sí indicios. Como el informe de sintomatología, que dice que «olía a porro, estaba locuaz y muy nerviosa».