La familia, en los primeros bancos, en la capilla del Sant Crist, recibió numerosas muestras de cariño. | Pere Bota

Joana Lliteras y Arthur Robinson ya descansan en paz. Centenares de amigos, familiares y vecinos quisieron dar el último adiós a dos de las víctimas de la torrentada del Llevant. La parroquia dels Dolors de Manacor se quedó pequeña para acoger el multitudinario y sentido funeral en el que se sucedieron numerosas muestras de duelo y de cariño por el pequeño y su madre. El respeto fue la nota dominante a través de un silencio absoluto.

La ceremonia se inició diez minutos antes de las 20 horas. En los primeros bancos del duelo, tal y como sucedió en el funeral conjunto por las 13 víctimas mortales de la riada del pasado miércoles, los familiares de Joana y Arthur. El marido y padre de las dos víctimas, David Robinson, los padres y abuelos, Margalida Planas y Sebastià Lliteras, y la hermana, Belis Lliteras. Así como los padres y hermanos políticos y otros familiares que ocuparon los bancos de la nave del Sant Crist.

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Durante más de media hora, los asistentes pasaron a dar el pésame a los familiares, entre importantes muestras de dolor y condolencias, cabe señalar que Joana era natural de Manacor y persona muy conocida en la localidad, así como su familia.

Además de vecinos de Manacor y comarca se pudieron ver entre otras caras conocidas a la presidenta del Govern, Francina Armengol; la delegada del Gobierno, Rosario Sánchez; la consellera d’Hisenda y Administracions, Catalina Cladera; la alcaldesa de Manacor, Catalina Riera, además de otros regidores de Manacor y Sant Llorenç. El tenista manacorí Rafel Nadal también quiso mostrar sus condolencias a la familia.

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En la homilia, el rector Antoni Amorós destacó la injusticia de estas pérdidas. «Estuvieron en el momento inoportuno y en el lugar inoportuno. Es injusto. Joana y Arthur murieron por la injustica de la naturaleza».