Patricia Marín Cozar, técnico de Socorro y Emergencias de Cruz Roja Illes Balears. Foto: L. H.

«Te reciben de muy buena gana, súper predispuestos porque saben que vas a ayudarles y que estás ahí para darles un apoyo». Así destaca la técnico de Socorro y Emergencias de Cruz Roja Illes Balers, Patricia Marín Cozar, la faceta más satisfactoria de su labor.

Marín colabora con Cruz Roja desde 2007. Comenzó con un voluntariado en la institución humanitaria hace doce años. En la actualidad, su responsabilidad ha crecido, pero disfruta de auxiliar a la población migrante como el primer día.

Recibimiento

Cuando llega una patera a cualquier playa balear, la Guardia Civil avisa a la Cruz Roja para que realice su intervención. En el momento de recibirlos, los recién llegados «ven el signo de la Cruz Roja y saben que vas a ayudar». Lo primero es la asistencia sanitaria y la comprobación del estado de su salud física. «Aquí suelen llegar bien. En la última intervención hicimos un traslado por una contusión. A veces han traído algún tipo de quemadura por contacto con gasoil o deshidratación, pero por norma general suelen venir bien, como mucho con lesiones leves de la travesía». Después, se aporta un kit de alimentación, otro de higiene y ropa seca en el caso de que la necesiten.

El encuentro entre enfermeros, técnicos y voluntarios con el grupo de migrantes atendidos se realiza de forma rápida. «Hablan francés y algunos inglés. Con buena voluntad y predisposición, te acaban entendiendo. Pero solemos intentar que venga un voluntario que sea traductor». La barrera idiomática no es un problema cuando se trata de una situación tan universal como es el ayudar a los demás.