La presidenta del Govern, Francina Armengol, aprovechó ayer una visita a Menorca para referirse, por primera vez directamente y no a través de un comunicado, a la polémica suscitada después de que trascendiera que estuvo en un bar de copas de madrugada.

Armengol dijo hasta en nueve ocasiones que lamentaba las consecuencias de ese hecho pero ni lo rechazó ni, pese a la insistencia de los medios, aclaró si estaba pidiendo excusas. La presidenta, antes de un acto de entrega de llaves de cuatro viviendas de protección oficial en Sant Lluís –donde estuvo acompañada del conseller Marc Pons, que fue quien le acompañó junto a otras personas tomando una copa en el bar Hat de Palma la madrugada del día 7– reiteró que abandonó el establecimiento «en torno a la una», hora de cierre, y lamentó que «se ha trasladado una imagen distorsionada» de los hechos.

También lamentó que «se pueda poner en cuestión medidas técnicas y sanitarias que son imprescindibles para hacer frente a la pandemia, así como el trabajo que realiza tanta gente para erradicar la enfermedad y la toma de soluciones» y, también, que aunque (dijo) se hayan explicado todos los detalles «se siga exponiendo un relato que no refleja lo ocurrido». La presidenta insistió en que había tenido una «cena de trabajo» con consellers y colaboradores del Govern y que después algunos se fueron a su casa y que «con un par» de estos entró en el bar y que continuaron hablando de trabajo. Aseguró que «tomamos una copa y nos fuimos». Sobre el desmayo del director general de Comunicació, Álvaro Gil, dijo que no haría más consideraciones de tipo personal. Preguntada si estaba pidiendo excusas, no respondió y volvió a reiterar que lamentaba las consecuencias. Lo que sí quedó claro es que no dimitirá como le ha pedido el PP desde que Gabriel Company –el miércoles– aludiera a este episodio en el pleno del Parlament.

Més: mejorar la gestión

Es poco probable que la primera valoración pública de la presidenta balear acalle la tormenta política. Más allá de la petición de dimisión por parte del PP y de Vox – que ha llevado este caso al Congreso de los Diputados–, la totalidad de los partidos esperaban que pidiera disculpas.

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En Podemos y Més se habían mostrado sumamente cautos. Tras sus declaraciones, algunos representantes de este último partido, transmitieron a este diario su idea de que esperaban más. «Yo flipo», comentó un dirigente de modo informal. Añadió que no quería añadir más leña al fuego pero que le constaba que «hay cosas que tienen que cambiar». Antes de que Armengol hablara, ya había comentado a este diario desde Més que había que mejorar «algunas cosas» a la hora de transmitir la gestión que hace el Govern. El martes se celebra pleno en el Parlament y tanto el PP como Vox (Cs y el PI, no) han presentado preguntas sobre este asunto. Tanto a la presidenta como al conseller Marc Pons y a la consellera Patricia Gómez. «Toma a los ciudadanos por tontos con una versión que no se cree ni ella», dijo el portavoz adjunto del PP, Antoni Costa quien señaló que «el contador para la dimisión de Armengol esta en marcha» y que este episodio del bar «desacredita» totalmente a la presidenta balear y pone en duda su «autoridad moral».

«Armengol toma a los ciudadanos por tontos; es vergonzoso que la máxima autoridad en Baleares exija a los ciudadanos lo que ella es incapaz de cumplir», explicó Costa, quien añadió que «a estos hechos bochornosos se suma la pérdida del acta policial, que ya no es una cuestión moral sino que podría pasar a ser delictiva». El portavoz adjunto del PP recordó que «otras autoridades españolas y europeas han dimitido por motivos similiares, como el alcalde socialista de Badalona o el comisario de comercio europeo». Los gastos En relación a esta polémica, el PP ha registrado una petición de documentación al Parlament para esclarecer lo que costó a las arcas públicas la cena de trabajo de Armengol y parte de su equipo el pasado 6 de octubre en el restaurante Cor de Palma.

EL APUNTE

Los médicos: «Es peor la reacción al renuncio que el renuncio en sí»

Varios representantes del colectivo médico criticaron ayer la reacción del Govern al justificar la presencia de la presidenta en un bar tras e cierre decretado por Salut. «Intentan justificar algo que no se aguanta», dijo el doctor Fernando García , presidente de SEMERGEN Baleares, «que no cuenten milongas. «Es peor la reacción al renuncio que el renuncio en sí», lo secundaba el presidente del Sindicato Médico, Miguel Lázaro. Por su parte el presidente del Col·legi de Metges, José Manuel Valverde, lamentó que «nos hemos exigido no salir para no contagiar ni ponernos enfermos y parece que sólo iba por nosotros».