Jaume Carot,este lunes en la terraza del edificio Mateu Orfila, donde tiene su despacho de catedrático. | M. À. Cañellas

Jaume Carot (Tortosa, 1960) se prepara para asumir el rectorado de la UIB tras su victoria electoral del pasado jueves. Carot ya ha sido vicerrector durante ocho años.

¿Esperaba una victoria tan amplia?

—Es la victoria más amplia de toda la historia de la UIB, con diferencia. Me satisface haber ganado en los cuatro sectores de la comunidad universitaria, especialmente en el de los estudiantes, que han incrementado su participación, seguramente por las facilidades que ofrece el voto electrónico.

¿A qué atribuye el resultado?

—Pues a que nuestro programa convenció a los votantes.

Su oponente, Carmen Orte, dice que sólo tuvo un mes para preparar la candidatura y que usted ha tenido un año.

—Como comprenderá, si decidieron presentarse hace sólo un mes, no es mi problema.

El problema de siempre de la UIB es la financiación. ¿Cómo va a convencer al Govern de que al menos iguale la media española?

—Explicando lo que es la UIB, cuáles son sus puntos fuertes y todo lo que ha aportado a Balears. En el grupo de nueve universidades públicas únicas en sus comunidades, estamos a la cola en el tanto por ciento de presupuesto autonómico invertido. Concretamente, el 1,34 %. Por delante está la Universidad Pública de Navarra, con el 1,40 %. La primera es la de Zaragoza, con el 2,77 %. En términos porcentuales puede parecer poco, pero en dinero es mucho. Hay que recordar que, en 2010, a la UIB iba el 1,83 % del presupuesto autonómico. El Govern ha incrementado su aportación en los últimos años, pero aún no hemos alcanzado el nivel de 2010. Presentaremos una propuesta honesta de presupuestos, con una estricta rendición de cuentas para las partidas finalistas.

¿Pero el Govern no conoce ya todos esos datos?

—No estoy seguro de que los conozca, al menos en detalle. En cualquier caso, no sólo se trata de la aportación directa del Govern. Hay que conseguir recursos de proyectos europeos, del Impost de Turisme Sostenible y de los fondos Next Generation. Del llamado fondo de recalificación hemos obtenido 3,6 millones de euros para la movilidad de nuestro profesorado y la captación de talento extranjero. A nivel estatal, se nos ha aprobado la creación de un centro de astrofísica y computación avanzada.

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También ha anunciado la ampliación y estabilización de plantillas.

—Hay que lograrlas con planificación. Vamos a reunirnos con los 20 departamentos de la UIB, que son la unidad de gestión de los recursos humanos, para elaborar un plan particularizado y específico para cada uno de ellos según sus necesidades de plantilla a corto, medio y largo plazo. Tenemos que garantizar un relevo generacional de calidad, sin parches. Esta actuación va a ser una constante en mi mandato.

Igualmente, ha hablado de crear una comisión de transparencia y participación.

—Sí, el objetivo final es un pacto de dedicación académica para atender una demanda histórica de transparencia. Se trata de hacer pública toda la actividad docente e investigadora, contabilizada y en su contexto. Es imprescindible para evitar desinformaciones y suspicacias. Es importante el contexto de cada uno de los docentes e investigadores. Sin ese contexto, podemos encontrarnos con consideraciones peligrosas e injustas.

¿Por qué un profesor puede acosar a una compañera durante largo tiempo?

—Hay que establecer protocolos claros contra el acoso y otras circunstancias negativas de la vida académica. Está en vías de creación un servicio de inspección, obligatorio por ley, para actuar en estos casos desde el minuto cero y evitar que estas situaciones vayan a más. Hasta ahora, sólo ha funcionado la apertura de expedientes informativos y sancionadores, garantistas, pero lentos. Y antes de que me lo pregunte, la mayoría de universidades no cuenta con ese servicio de inspección, desgraciadamente.

Además de la financiación y las plantilla, ¿qué espera haber hecho en cuatro años?

—Disminuir las ratios en algunos estudios masificados y revisar el modelo enseñanza-aprendizaje, es decir, la manera de impartir las clases según las especificidades de los grados.

¿Qué le falta a la UIB desde el punto de vista material?

—Una mejor conectividad del transporte público con Palma, sobre todo en bus. Había dos líneas de la EMT que conectaban con el campus y ahora sólo hay una. También tenemos que tender a la autosuficiencia energética. Los edificios del campus deberían estar llenos de placas solares. En este ámbito iniciaremos igualmente una planificación para una instalación gradual de placas solares. Por otra parte, necesitamos acondicionar o crear nuevos espacios para la investigación. Hay algunos cuyo estado no es, desde luego, el óptimo, sobre todo en lo referente al tratamiento y gestión de muestras biológicas.

¿Los nuevos grados de Farmacia y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte siguen su camino?

—Siguen su camino porque nos parecen oportunos para la UIB, pero también debemos potenciar los másters. Nuestra ratio entre másters y grados es de las más bajas del Estado. En este sentido, hay que repensar el mapa de titulaciones. Para que en el futuro haya nuevas titulaciones, tienen que darse dos circunstancias: su viabilidad, en el sentido de que tengan demanda y sean oportunas, y el compromiso de una financiación adecuada.