El diputado expulsado de Cs en Baleares, Maxo Benalal, en una fotografía reciente.

La dirección estatal de Ciudadanos (Cs) apostó desde el primer momento por recomponer las diferencias en el grupo parlamentario y se marcó como prioridad mantener la marca naranja en Baleares.

Borja González, secretario de Organización –que el martes se fue de Mallorca con el compromiso de que se retiraría el escrito en que se solicitaba el cambio de portavocía–, y otro representante del área de Organización llevaron directamente las negociaciones y, en días previos, conversaron con Patricia Guasp y los cuatro diputados del grupo.

La dirección estatal recibió información al momento de todo cuanto ocurría y se hizo responsable de facilitar cualquier información y de gestionar todos los pasos que había que dar.

El relevo si deja el acta

El objetivo era que Guasp siguiera de portavoz pero que se diera juego al resto de diputados. Según la información obtenida por este diario, tanto Marc Pérez-Ribas como Jesús Méndez y el propio Maxo Benalal indicaron que su propósito era seguir en el grupo, que no querían romperlo y que compartían totalmente la estrategia «liberal» del partido.

Fue la difusión de informaciones de Ultima Hora sobre los cobros injustificados de dietas por parte de Benalal (y que se comprobara la veracidad de estas informaciones) lo que hizo inviable el archivo del expediente y provocó que su suspensión cautelar pasara a expulsión definitiva.

Benalal no ha concretado aún si retendrá su escaño y quedará como no adscrito. Nadie en la dirección balear cree que pueda seguir en el grupo aunque regularice sus dietas. Y tampoco en la Mesa. Si Benalal deja el escaño, la siguiente de la lista por Eivissa es Rosalía Moreno Marí, alejada de las tesis de Patricia Guasp y del diputado Juan Manuel Gónez. El grupo no se ha reunido.