La presidenta de Ibamfic, Elena Muñoz, durante la presentación del XLI congreso de la Sociedad Española de Médicos de Familia y Comunitarios (SEMFYC). | Sabrina Vidal

Cada médico de familia de Balears tiene asignados de media a 1.760 pacientes. Es la tasa más alta del Estado, sólo por debajo de las ciudades autonómicas de Ceuta y Melilla, según el último informe disponible del Ministerio de Sanidad. No obstante, también «hay especialistas con más de 2.000 y hasta 2.200 tarjetas sanitarias asignadas», explicó ayer la presidenta de la Sociedad Balear de Medicina Familiar y Comunitaria, Elena Muñoz, durante el acto de presentación del Congreso Nacional de la SemFYC que por primera vez, en su XLI edición, se celebra en Palma. El sistema sanitario de Balears es «heterogéneo», advirtió la doctora Muñoz. «Hay centros de salud que no necesitan refuerzo y los hay que están al límite de sus capacidades», añadió. Lo importante ahora es «corregir esta situación porque así no se puede atender bien a los pacientes», añadió Muñoz.

La especialista advirtió que la cifra óptima del cupo de pacientes para dar un buen servicio es de 900, mientras que para acoger a médicos internos residentes (MIR) se exige un máximo de 1.500.

Para ser justos, esta médico de familia también destacó que durante la pandemia «Primaria se reforzó con personal y líneas específicas, aunque ya se están desmantelando», y reivindicó la necesidad de que «sigan, se intensifique y se amplifique».

El encuentro de estos días sirve también para dejar claras las líneas de actuación que reclaman lo profesionales sobre un sistema cuyo estado «es crítico», con el añadido de que la especialidad de Familia es la más envejecida. «En 4 o 5 años, tras las jubilaciones, no habrá capacidad de reposición», advirtió el presidente de semFYC, Salvador Tranche. Y es que formar a cada médico especialista cuesta unos 11 años de inversión, no en vano es uno de los sistemas más envidiados de Europa.

La fórmula para «reiniciar la Atención Primaria» en España pasa, según la semFYC, por inyectar 4.000 millones de euros a este nivel asistencial para cubrir cuatro líneas estratégicas: «más recursos humanos (a nivel estatal se calcula que hay un déficit de 7.000 plazas), inversión en infraestructuras, prestigiar la especialidad y una mayor participación del ciudadano», puntualizó el doctor Tranche.

En el primer congreso presencial de la sociedad tras la pandemia de la COVID-19 no han faltado menciones a sus secuelas. Sin embargo, destacaron que «no ha sido el virus el que ha hundido Primaria, lleva diez años precarizada». Su misión en la emergencia sanitaria ha sido más silenciosa de lo que les gustaría, pues el 90 % de los pacientes de COVID-19 se han atendido en este nivel asistencial. No sólo eso, ahora «trabajamos entre un 30 y un 40 % más que antes», reconoció Elena Muñoz. Sin embargo, «dicen que los médicos de familia no quieren consultas presenciales pero no es verdad, el problema está en el acceso», defendió la doctora. Muñoz reclamó que una mejora de la gestión de pacientes maximizando las competencias de todos los trabajadores de Primaria.