Un ejemplar de tortuga de Florida, especie exótica y abundante en el Cofib. | Mercedes Azagra

Los centros del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de Balears (Cofib) atienden al año unos 250 animales exóticos de cerca de unos 40 tipos de especies. Una de las problemáticas a las que se enfrentan es el porcentaje que representan las especies invasoras, que en el año 2020 suponían el 45 %. Sin embargo, y a falta de conocer el informe anual, en 2021 la presencia no ha sido tan elevada. La mayoría de estos animales que llegan son tortugas de Florida, aves psitácidas y conejos.

Uno de los biólogos del Cofib, Miquel Puig, explica que tener una mascota exótica requiere un grado de responsabilidad alto y también cierta peligrosidad para el entorno. Por ejemplo, necesitan un cuidado más íntegro y especial. También pueden ser portadores de enfermedades del país de origen y, lo más importante, pueden ser invasoras, por lo que suponen un peligro y una amenaza para las especies autóctonas.

Una especie invasora es aquella que, una vez en contacto con el nuevo ecosistema, coloniza rápidamente hasta alterar la biodiversidad local. Llegan incluso a extinguir una especie del territorio.

Tipos

Las tortugas de Florida, los loros, las cacatúas o las ninfas o mamíferos como los conejos, cobayas y hurones son los animales exóticos que mayoritariamente ocupan el Cofib. Hay años en que la entrada de especies varía, como por ejemplo las iguanas, que hasta la fecha no ha habido ninguna pero en otros años han llegado hasta diez ejemplares. Lo que sí lamenta Puig es que muchos de los abandonos habían sido adquiridos antes en una tienda.

La elevada llegada de exóticos supone una problemática para el Cofib, que para según qué tipo serán necesarias una instalación, temperatura o alimentación concretas y difíciles de conseguir. «Una vez que el animal es admitido pasa una serie de controles médicos». Aquí llegan por abandono o rescatados del medio natural, pero el centro de recuperación también recibe animales decomisados o que se han escapado.

La opción de retorno es casi nula. Miquel Puig solo recuerda un caso de devolución desde que empezó a trabajar en el Cofib. «Se basa en que sean animales en peligro de extinción o una inversión para su país de origen», añade.