El trabajo de las camareras de piso en los hoteles les provoca, por la baja altura de las camas, problemas de lumbalgias y hernias. El objetivo del Govern con la nueva ley turística es cambiar las camas por otras que se puedan elevar y así mejorar la calidad laboral y evitar, con ello, las lesiones. | M. À. Cañellas

Los principales fabricantes españoles de colchones, somieres y bases de camas afirman que el proyecto del Govern, a través de la nueva ley turística, de cambiar 300.000 camas hoteleras a lo largo de los próximos seis años, según unas primeras previsiones, supondrá un coste cercano a los 150 millones de euros. Los fabricantes y distribuidores indican que el coste medio por habitación rondará los 500 euros, pero esta cantidad se disparará en los hoteles boutique de Palma y los establecimientos de cinco estrellas por contar con camas más grandes.

El Govern ha mantenido contactos con los representantes de Pikolin, a los cuales les pidió información sobre cómo tienen que ser las camas para evitar bajas laborales en el colectivo de las camareras de pisos. La previsión del Govern es que el coste del cambio de las camas no supere los 60 millones y que las subvenciones lleguen a los 15 millones con fondos comunitarios Next Generation. El resto de fabricantes también serán consultados con el objetivo de poder bajar los precios según los pedidos de camas que hagan las grandes, medianas y pequeñas cadenas hoteleras, así como    hoteles familiares en Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera. La propuesta del Govern cuantifica el cambio de las camas en 200 euros, pero dicha cantidad, según los fabricantes, se ciñe a camas de un tamaño de 90 centímetros de anchura, que se utilizan en establecimientos de una, dos y tres estrellas. En los de cuatro y cinco estrellas, la norma general es duplicar este tamaño, lo cual incrementa su precio considerablemente.

Circularidad

Las asociaciones hoteleras de Mallorca, Menorca e Ibiza entienden y apoyan la estrategia del Govern de mejorar la calidad de trabajo de las camareras de piso, «pero los costes de este cambio de camas tiene que perfilarse para que los hoteles se puedan adecuar a la nueva normativa con unos plazos amplios acorde con el tamaño de los establecimientos». El presidente de Petits Hotels de PIMEM, Juan Manuel Ordinas, indica: «La idea es positiva, pero según parece nadie se fija en una cuestión, como es que hablamos de circularidad y nadie ha pensado en cómo se tienen que reciclar las 300.000 camas que se tienen que retirar».

Ordinas afirma que el sistema de economía circular «es positivo, pero también se tiene que tener en cuenta en reducir al máximo los residuos y con el cambio de camas se va hacia el lado contraio». Añade que lo mismo sucede con el cambio de calderas «porque parece que se da por entendido que todos contaminamos y nadie del Govern ha mirado qué han hecho los hoteleros para reducir emisiones».