Vuelta a la normalidad. Cada empresa determinará si es obligatorio o no el uso de la    mascarilla. En el caso de los edificios de la administración pública -como el de la imagen- la mascarilla ya es historia.

El adiós definitivo a la mascarilla tendrá que esperar. La mejora en la situación epidemiológica permite que a partir de hoy su uso obligatorio en interiores quede, en principio, restringido al ámbito sanitario y del transporte público. El real decreto del Gobierno, no obstante, delega en el departamento de riesgos laborales de cada empresa la decisión final, por lo que millones de empleados de la empresa privada en España, decenas de miles de ellos de Balears, acudirán hoy a su puesto de trabajo sin saber si deben llevar o no la mascarilla.

De esta manera, la mayor parte de las empresas esperan a leer el texto definitivo –que se publica hoy en el Boletín Oficial del Estado (BOE)– para definir sus propios criterios. A grandes rasgos, la normativa insta a las empresas a evaluar los riesgos en base a factores como la ventilación o la separación mínima de 1,5 metros entre trabajadores.

De todos modos, ya hay empresas que se han definido en un sentido u otro y ya han informado a sus trabajadores al respecto. Así, en el sector de la alimentación, Mercadona ya ha especificado que, dado que el real decreto, como norma general, no establece la obligatoriedad de la mascarilla en establecimientos comerciales, su uso será únicamente recomendado a personas consideradas sensibles al virus (tales como embarazadas, mayores de 60 años o inmunodeprimidos).

El Corte Inglés, por ejemplo, es otra de las grandes superficies con empleados de cara al público que también ha definido su plan de acción desde hace días, el cual reviste varias especifidades que ya conocen sus trabajadores. Así, la mascarilla no es obligatoria entre los empleados de cara al público como norma general, aunque se contemplan excepciones como el que se esté atendiendo a un cliente que a su vez sí está haciendo uso de la mascarilla. El uso de la misma también será obligado para los empleados del supermercado, para los de atención en mesa y barra en hostelería, platos preparados y pastelería, y cuando haya una proximidad física superior a la normal (pruebas de maquillaje, etcétera).

Los portavoces sindicales en las Islas no creen que vaya a existir mayor complicación al respecto y descartan problemas significativos entre empresas y empleados. «Viendo lo que ha pasado en estos dos años de pandemia, en los que los incidentes por el tema de la mascarilla han sido marginales, podemos descartar que ahora vaya a suponer un problema», señaló el secretario general en la Federación de Servicios Públicos de UGT, Miguel Ángel Romero.

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Asimismo, subraya que los departamentos de prevención de riesgos laborales son una autoridad perfectamente legitimada y competente para determinar la obligatoriedad de la mascarilla si así lo estiman oportuno. «Si los servicios de prevención dicen que hay que llevar la mascarilla los trabajadores están obligados a hacerlo, si no les pueden sancionar», afirma para explicar que la mascarilla «es un EPI (equipo de protección individual) más; igual que si una empresa te dice que debes llevar casco». Romero destaca que, por encima de todo, «tenemos que celebrar que estamos dando un paso hacia la normalidad».

En similares términos se expresa la técnica de salud laboral de CCOO, Marga Jiménez, que considera «lógico» que la empresa decrete la obligatoriedad de la mascarilla «siempre que se considere que no se puede salvaguardar la distancia y/o ventilación recomendadas entre trabajadores». En cualquier caso, recalca que «una vez salga el texto ya todos podrán acabar de definir las normativas».

Empleados autonómicos

Las instrucciones para los trabajadores que dependen del Govern sí son claras. Las mascarillas seguirán siendo obligatorias para los empleados de transportes públicos, y de todo tipo de centros sanitarios y sociosanitarios, especialmente donde se trabaja con personas mayores. El resto de funcionarios autonómicos puede quitarse la mascarilla cuando estén en su puesto de trabajo.

Eso sí, se recomienda su uso cuando no haya una distancia de metro y medio entre ellos; también en el caso de que no les separe una mampara de seguridad o en los espacios comunes de la empresa, como son los accesos, las salas de reuniones, los baños o las áreas de descanso, entre otros.

Por otra parte, el Govern tildó de «éxito social» el poder eliminar la obligación de llevar la mascarilla en interiores que, asegura, ha sido posible gracias a las elevadas cifras de vacunación y el respeto ciudadano por las medidas de prevención.

El apunte

Salut cree que «es un buen momento» para dar otro paso hacia la normalidad

«En mi opinión es un buen momento para dar el paso de retirar la mascarilla, decisión que se ha tomado en base a la evidencia científica». La consellera de Salut, Patricia Gómez, aseguró ayer que las Islas están preparadas para afrontar la retirada del cubrebocas, el símbolo más característico de la pandemia, en la gran mayoría de los interiores.

«La pandemia va cambiando», reflexionó. «Hay mucha gente vacunada y con la nueva variante los síntomas son más leves». Se dan las dos circunstancias necesarias para «intentar volver a la normalidad», según la consellera de Salut. Gómez recordó que la decisión se ha tomado a nivel nacional y está avalada por una comisión de expertos.

El dato

Evolución de la pandemia

Una vez se aplique «estaremos atentos a cómo evolucionan los indicadores». Y de momento la evolución es buena aunque las hospitalizaciones han subido de nuevo respecto a hace una semana. Ayer había en las Islas 145 pacientes ingresados por COVID, 12 más respecto a la semana anterior. De éstos, 124 estaban en planta y 21 en una unidad de críticos, una cifra que se mantiene constante.