Cajas de champán en un estante de una gran superficie. | Jaume Morey

La crisis del suministro de materia prima y la elevada demanda que está habiendo en este inicio de la temporada turística está provocando problemas de desabastecimiento de algunas bebidas alcohólicas, especialmente las de precios elevados como el champán o el whisky de alta gama. Los distribuidores se quejan de que el problema se está agudizando conforme aumentan los flujos de llegadas de visitantes a las Islas y aumentan las peticiones de hoteles, bares y restaurantes. Tolo Servera, presidente de la Asociación de Distribución de Alimentos Bebidas y Limpieza (ADED), señala que, de hecho, «todas las bebidas están al límite, como las cervezas. Incluso productos perecederos como los lácteos».   

La escasez de materias primas –principalmente del vidrio necesario para la fabricación de botellas pero también de materiales como cartón, aluminio y otros usados para el envasado y transporte del suministro– ya generó alarma a finales del año pasado, a las puertas de la Navidad. Eso motivó un sobreaprovisionamiento en meses posteriores por parte de algunos compradores que ha llevado a que ahora demandantes con una previsión inicial más modesta tengan que sufrir la carestía, al estilo del efecto papel higiénico del principio de la pandemia.

«Está habiendo problemas y sobre todo con marcas de calidad, de precios elevados», expone Miquel Àngel Morey de Bodegas Túnel. Por su parte, David Álvarez, de Bodegas Suau, indica que aunque por lo pronto no están notando el problema, sí que se han encontrado con un encarecimiento de los envíos de hasta el 60 %, que ha provocado que los pedidos tengan que ser más comedidos. «Bodegas más grandes tal vez puedan permitirse el lujo de pedir hasta 100.000 botellas, nosotros no». Máxime cuando la volatilidad de un mercado violentado por la guerra de Ucrania y la espiral inflacionista está provocando incrementos desorbitados del precio final que desajustan cualquier presupuesto realizado al inicio de la demanda.

Desde El Corte Inglés señalan que no hay problemas para el pequeño consumidor, pero que la escasez de stock sí ha motivado que algunos negocios hosteleros hayan tenido que recurrir a existencias disponibles en grandes superficies como la suya para salir del paso y dar respuesta a sus necesidades, especialmente en casos como el Moët & Chandon; con límites eso sí, ya que no se trata de distribuidores al por mayor. Con todo, señalan que la demanda lleva semanas alcanzando cotas propias de temporada alta y que «en julio y agosto puede llegar a ser un auténtico problema».