Eva Cardona, abogada y mediadora.

Eva Cardona, abogada, es una de los 40 mediadores activos registrados en el Institución de Mediación de Balears (Imib), firmada por el Colegio de Abogados de Balears y las tres Cámaras de Comercio. Su residencia está en Ibiza, pero visita de forma asidua Mallorca porque en la mayor de las Baleares tiene un amplio abanico de clientes. Descubrió esta vocación se percató de que ganar pleitos no estaba siendo satisfactorio para sus clientes. Se dio cuenta entonces de que tenía «buena mano» para llegar a acuerdos, las técnicas de negociación. Era la mediación lo que buscaba para completar su carrera profesional. Esta figura no cuenta con ningún colegio detrás, y es difícil cuantificar el número de mediadores en las Islas o en España. Sin embargo, las solicitudes de mediación en el Imib se han triplicado en los últimos años. Y sin embargo, todavía la mediación es un trabajo desconocido por la sociedad.

¿Qué entendemos por mediador?
—Es un profesional que interviene en las partes donde hay una controversia para intentar que, desde el diálogo, el conflicto se resuelva. Abarcamos tanto ámbito sanitario, educativo, civil, mercantil... Actuamos como profesionales con cierta técnica o habilidades para promover que las partes enfrentadas puedan hablar, analizar ellas mismas el caso y que busquen soluciones. A veces, incluso nos servimos del asesoramiento de otros profesionales, como abogados, peritos, psicólogos o técnicos.

¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para ser mediador?
—Tener la capacidad de escuchar, paciencia, de preguntar con sentido y controlar el ansia. Todo esto se aprende con la práctica, por ello creo que a pesar de que exista mucha formación, la práctica es mínima.

La verdad que nunca pensaría en contratar a un mediador. Si tengo una controversia con terceros, lo primero que pienso es en un abogado.
—Sí, lo que los ciudadanos tenemos en mente es ir a un abogado y que un juez decida por nosotros. Lo demás, como el mediador, son instrumentos o estrategias. La cultura nuestra es así, los mismos abogados estamos educados para ir directamente a pleito. En las carreras no nos han preparado para técnicas de negociación u otros medios alternativos a la vía judicial.

¿Cómo está la formación en Baleares?
—En la Universitat de les Illes Balears tenemos una asignatura optativa sobre medios alterativos para la disolución de conflictos, pero sí que es cierto que en el máster de Abogacía existe una asignatura obligatoria, que la imparto yo, en la que intento enseñar a los alumnos que hay diversas vías para solucionar un problema, como el arbitraje, negociación entre abogados, etc. Sin embargo, existen muchos certificados. Como requisitos, es imprescindible tener una titulación superior y hacer 100 horas de formación en mediación (prácticas).

¿Qué mediación recuerda con cariño?
—Estuve mediando un caso de familia. Empezábamos con una simple sesión informativa porque las dos partes, una pareja divorciada con un hijo, tenían en su convenio de divorcio que en caso de controversia, antes de ir por vía judicial acudirían a un mediador. Ellos dos se comunicaban muy mal, se echaban en cara todo. Se daban la espalda todo el rato, tenían prisa de empezar ya la sesión. Pero como te dije, una de las herramienta clave es el análisis y el diálogo. En un momento, les pedí que dijeran el nombre de su hijo y que miraran su foto. Este gesto hizo que tuvieran la solución y pactaron sus acuerdos.

¿Cree que a los políticos les faltan mediadores?
—Creo que necesitarían técnicas para mediar. Piensa que la mediación requiere de confidencialidad. Los acuerdos políticos se hacen de puertas para dentro, lo que exponen a los focos es lo que quieren demostrar, no lo que acuerdan. Más que mediar, lo que hacen es negociar. Otra cosa son aspectos internacionales, como el conflicto Israel y Palestina donde sabemos que está la figura de mediador en las conversaciones de paz.

¿A qué figura, institución o empresas o qué situación mediática le gustaría mediar?
—Ahora mismo me viene a la cabeza la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). ¿Por qué no se ponen de acuerdo? Pues porque hay detrás consecuencias en un año electoral importante. Sin embargo, más que temas mediáticos, me planteo la mediación de otra forma. Por ejemplo, sí me gustaría mediar en conflictos vecinales. Las mediaciones que más me gustan son de componente humano, como lo es cualquier conflicto vecinal.