Descienden los ahogamientos en las playas pese a la masificación.

Veinticuatro personas que habían entrado en parada cardiorespiratoria han recuperado el pulso este verano en las playas de Baleares. Han muerto 10 personas menos que en la temporada de baño de 2022 lo que supone un hito en la historia del salvamento en las Islas teniendo en cuenta el récord de masificación. La capacidad máxima de carga de las playas ha crecido un 5,04 % esta temporada.

Los expertos explican que el descenso en el número de incidentes y accidentes graves (671 este año) responden a una mejora de los tiempos de respuesta de los servicios de socorrismo, salvamento y emergencias.

Hoy se celebra en Andratx la XXXI Jornada Tècnica de Seguretat en Platges con motivo del cierre de la temporada de playas 2023. El director general d'Emergències i Interior, Sebastià Sureda, ha sido el encargado de abrir el acto con la presentación de la memoria provisional de datos. A la jornada asisten también Joan Forteza (primer teniente de alcalde del Ajuntament d’Andratx), Toni Nicolau (teniente de alcalde responsable de seguridad pública), los técnicos responsables de la Direcció general d’Emergències i Interior y los coordinadores municipales del servicio de playas y responsables de las empresas de socorrismo y salvamento.

Desde que entró en vigor el Decreto regulador de las medidas mínimas de seguridad y protección de las playas de Baleares en el año 2005, los servicios de salvamento, rescate y socorrismo han recuperado 776 vidas. Unas cifras «de récord», según el Jefe del Serveis d’Emergències 112, Joan Pol. En 2022 se produjeros 762 inicidentes graves y este 2023 ha habido 671. De ellos la mayoría se han producido en Mallorca (411). Le siguen Ibiza (119), Menorca (103) y Formentera (38).

Entre los factores que aumentan el riesgo de incidentes graves están, además de la presión humana las condiciones meteorológicas. Este verano ha tenido muchos días aptos para el baño con temperaturas por encima de la media y con pocos días de temporal o mala mar. Todo ellos unido a la afluencia de turistas ha puesto a buena parte de las playas «al límite de su capacidad». La lógica hace pensar que los incidentes y accidentes graves deberían haber aumentado considerablemente porque ha habido exposición al riesgo, los servicios de salvamento han estado más horas abiertos y la ocupación era más alta pero las cifras nos dicen lo contrario.

«Estamos orgullosos pero no conformes. Queremos avanzar más porque a pesar de las cifras positivas también ha habido desenlaces fatales pero con el índice de presión humana y la dispersión de gente nadando y de embarcaciones de recreo que tenemos en Baleares el balance de datos es bueno», dice Joan Pol.

Explica que «es difícil combinar una actividad como el baño con otra como la navegación, especialmente en zonas no balizadas» y recuerda además que se están produciendo incidentes en zonas de difícil acceso «incluso con niños pequeños y bebés». «Nos hemos encontrado con gente que se va a una playa virgen con un bebé y sin llevar ni siquiera agua para hacerle un biberón», lamenta.

Para Pol, la mejora en los tiempos de respuesta se ha notado especialmente desde 2005 año en el que se firmó el convenio laboral de los socorristas dignificando su profesión. «Se han mejorado sus condiciones laborales y salarios pero también su formación académica y se someten a pruebas físicas y psicológicas cada cuatro años», dice Joan Pol.