Alberto García Alix, el fotógrafo de toda una generación ligada a la leyenda de la marginalidad, ha sido galardonado hoy con el Premio Nacional de Fotografía, dotado con dos millones y medio de pesetas y que concede el Ministerio de Educación y Cultura.

Nacido en León hace 43 años y con una imagen inevitablemente ligada a sus tatuajes y a su Harley-Davison, Alberto García Alix es «un fotógrafo muy representativo de una generación y de una realidad urbana propia de la España contemporánea» y está «en un momento cumbre de su carrera», según señaló a EFE Benigno Pendás, director general de Bellas Artes y presidente del jurado que ha concedido el premio. Catherine Coleman, Marta Gili Rosique, Antonio Franco Domínguez, Alberto Martín Expósito, Marie Loup Sougez Mulle y Laura López de Zerín, han formado parte también del jurado de un premio que Alberto García Alix acoge con «mucha ilusión» y con «vergüenza y humildad, por timidez». Aunque no tiene «ninguna queja» del reconocimiento que antes del premio ha tenido su trabajo («he podido hacer lo que quiero en la vida, qué más se puede pedir»), espera que este galardón le abra más puertas: «para eso son los premios, y para gastarse el dinero».

García Alix niega que lo suyo haya sido retratar a personajes marginales o a los protagonistas de la famosa movida madrileña. «Marginales somos todos en la vida, unos de una manera y otros de otro. Yo retraté gente, la gente de mi entorno, entonces aquello no valía nada», asevera este fotógrafo que ahora sigue haciendo «lo de siempre».