Ñaco Fabré, frente a uno de sus cuadros colgados en la galería Van der Voort de Eivissa. FOTO: MARINA MART.

O. R. El artista mallorquín Ñaco Fabré inauguró ayer por la noche en la galería Van der Voort de la Plaça de Vila su segunda exposición individual en las Pitiüses. El horario de esta muestra es de once a una de la mañana y de cinco y media a diez y media de la noche.

A pesar de que ésta es la segunda vez que Fabré expone en Eivissa, los cuadros que se exhiben en esta ocasión poco tienen que ver con los que se pudieron ver en la sala de cultura de «Sa Nostra» hace ahora diez años, en la que fue su primera exposición individual fuera de Mallorca: «Entiendo que es mi evolución natural. Aquella era una pintura más representativa, metida en el mundo del paisaje». Sin embargo, las pinturas sobre tela y papel más recientes de Fabré poco tienen de figurativas; a lo sumo, recrean «atmosferas y ambientes»; el color ha dejado de intersar al pintor, quien sólo emplea ya el gris, negro y algún ocre o verde ténue.

Esta evolución "o «maduración», según el artista" le ha llevado a una pintura más personal, dentro de lo que él define como «abstracción lírica» y que sale del trabajo día a día en su estudio: «Tratas siempre de acercarte más hacia lo personal, trabajando sobre los motivos que, de una manera u otra, te han cautivado al principio de todo».

Ñaco Fabré se considera autodidacta, su escuela han sido los talleres de otros pintores, a los que califica de maestros. A pesar de su juventud "tiene sólo 34 años" este mallorquín ha expuesto de manera individual en galerías tan importantes como Àmbit de Barcelona, Astarte en Madrid, o la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma.