La consellera de Cultura, Fanny Tur, muestra el resultado de los trabajos de restauración.

La iglesia de Sant Miquel recuperó ayer parte de su historia. La restauración de las policromías de dos de sus capillas, fechadas en el siglo XVIII, ha añadido un nuevo interés a este templo. La presentación de los trabajos de las restauradoras María Docavo y Cecilia Orueta contó ayer con la presencia de un nutrido número de autoridades y de buena parte del pueblo, que no quiso perderse el acto. El Coro del Conservatorio Ciutat d'Eivissa ofreció un pequeño recital antes de la inauguración oficial.

Estas pinturas aparecieron durante unos trabajos de acondicionamiento del templo a finales del año pasado. Las dos capillas, situadas en los laterales de la iglesia, datan del siglo XVIII y en una de ellas se puede leer, incluso, el año exacto en el que se construyó: 1769 . También se puede observar perfectamente una inscripción con el nombre de una familia, «Roig de Andreu», cuyos descendientes todavía residen en Sant Miquel, según explicó ayer la consellera de Cultura del Consell, Fanny Tur. Los trabajos para recuperar esta joya del patrimonio histórico han costado 1.400.000 pesetas a la máxima institución pitiusa.

Los dibujos de las dos capillas no han resistido de la misma forma el paso de los años. A pesar de los intensos trabajos de los restauradoras, una de ellas no se ha recuperado del todo debido, entre otras cosas, a que recibía directamente la luz del sol, lo que acabó por dañarla definitivamente.

Una de las capillas acoge en su interior una virgen tras un cristal. La Conselleria de Cultura retirará esta protección en los próximos días para mostrar la talla y también se encargará de restaurar el interior del habitáculo.

Los motivos por los que estas pinturas fueron ocultadas bajo capas de cal pueden ser varios. Según las restauradoras, el recubrimiento se pudo llevar a cabo por una simple cuestión de modas, al creer la parroquia que los dibujos habían quedado anticuados. Otra de las posibles explicaciones es que el encalado cumplía una función sanitaria, ya que los templos se utilizaban como hospitales en épocas de epidemias.