En el momento en el que la demarcación pitiusa del Col·legi Oficial d'Arquitectes de Balears decidió impulsar la catalogación de la obra de Josep Lluís Sert en Can Pep Simó también se preocupó de encontrar un buen número de adhesiones que respaldaran esta iniciativa, recogiendo así todos los apoyos posibles para sustentar la decisión de la Comissió de Patrimoni.

Entre las adhsiones recibidas en la sede pitiusa del Col·legi d'Arquitectes figuraron desde el principio, en gran número, aquellas remitidas desde diversas escuelas técnicas superiores y facultades de Arquitectura de toda España, así como de los colegios de arquitectos de un buen número de comunidades autónomas. Instituciones de prestigio como la Fundació Miró de Barcelona (cuyo edificio es también obra del arquitecto catalán) o el Fórum Unesco/Universidad y Patrimonio quisieron sumarse a la lista de apoyos, en la que, a título particular, se incorporó Daniel Giralt-Miracle, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y gran conocedor de la isla de Eivissa.

Salvador Roig, quien ostentaba el cargo de presidente de la demarcación pitiusa del Col·legi d'Arquitectes durante la tramitación de este expediente, destacó en su día que la propuesta para convertir en Bien de Interés Cultural la obra de Sert era «para preservar los ejemplos más significativos del movimiento de la arquitectura moderna en Eivissa». Desde un principio, Roig defendió la idea de que «no es necesario que transcurran una gran cantidad de años para que un edificio pueda ser declarado BIC, sino que ejemplos más actuales también lo merecen».