AGENCIAS/J.H. La muerte del director de cine y coreógrafo Herbert Ross ha dejado a Hollywood sin uno de los pocos realizadores capaces de aunar el arte del cine y del baile en una misma obra. «Herbert era un gran director porque llevó sus conocimientos de la danza a la dinámica del cine», corroboró la actriz Shirley MacLaine a la prensa al conocer el fallecimiento del realizador neoyorquino, el pasado martes a los 76 años.

En compañía de Lee Radziwill, hermana de Jackie Kennedy y ex-esposa del príncipe Radziwill, pasó dos meses del verano del 97 y del 98 en Eivissa, residiendo en la casa de la princesa Gabriela de Saboya, alquilada a tal efecto, según contó ayer a este periódico Vicente Ribas, quien cenó en alguna ocasión con la pareja. Otro amigo de ambos, Carlos Martorell , apuntó que «hacían una vida muy tranquila, muy americana; iban a los restaurante a cenar a las ocho y media, cuando no estaban puestos ni los manteles. No querían para nada seguir el ritmo típico del verano ibicenco». La pareja se separó a principios de año.

Nacido en Nueva York, la carrera de Herbert Ross empezó a los 15 años cuando a espaldas de su padre comenzó a participar en un gira de bailarines aficionados. Sin embargo, su carrera como bailarín se vio truncada con una fractura de tobillo que le trajo otro descubrimiento artístico en la obra de Francisco de Goya. El pintor español se convirtió en la inspiración de Ross, que maravillado por los «Caprichos» convirtió esta obra de Goya en un ballet con el que debutó como coreógrafo en 1950.

Su carrera en el cine fue tardía, con títulos como «Adiós Mr. Chips», «Funny Lady», «The Sunshine Boys» o «Sueños de un seductor»; si bien el más admirado por el público y la crítica, así como por él mismo, fue «The Turning Point».