El humor fue el factor que unió a muchos de los cortometrajes que ayer protagonizaron la primera jornada a concurso de Elektrozine, aunque con diversa fortuna. Aunque el público no llegó a llenar la mitad del aforo del auditorio de Can Ventosa, había cierta satisfacción por el nivel de las primeras cintas a concurso.

El fuego se abrió con «Cómo no se hizo», de Publio de la Vega, parodia castiza de la exitosa «The Blair Witch Project» que adolece en muchos aspectos de un exceso de indefinición en aquello que se nos quiere contar, léase la dificultad a la hora de rodar un cortometraje. El nivel del certamen se elevó ligeramente con la siguiente obra, «LLegó tu hora», quince minutos en los que su director, Javi Valdezate, muestra su gusto en el encuadre y en la fotografía alrededor de la catedral de Burgos que no termina de aguantarse debido a la titubeante actitud de sus actores y a la anécdota en la que se basa su guión. Igual situación que en la humorística «Industria argentina», obra de Pablo Deltin en la que se nos muestra la picaresca que, hipotéticamente y representada de un modo exagerado, se vive en una gran ciudad argentina.

Cristian Pozo, al que puede considerarse como un veterano de Elektrozine, puesto que ya sorprendió el pasado año con «Contigo camino pensando». En esta ocasión ha llegado a la isla con un divertimento de un solo minuto titulado «Reciclaje», que viene a demostrar que tiene tablas como director y capacidad para realizar sus proyectos. En un sobrio blanco y negro, Pozo da forma a un chascarrillo que no pasaría de esto de no ser por su habilidad a la hora de darle forma.

La recta final de la primera jornada a concurso la completaron algunas piezas con escaso peso, como «Minipimer Man», «Todo a cien» y, un poco por encima, «Susi» y «Como las vacas a los trenes», aunque en todas ellas parece primar la idea de que la simple idea argumental es suficiente para soportar un entramado cinematográfico, sin prestar atención al propio lenguaje.