El director británico Paul Greengrass (izquierda), consiguió el Oso de Oro en la Berlinale.

AGENCIAS/R. C.
La 52 Berlinale partió salomónicamente en dos su Oso de Oro, que se fue ex aequo para el político «Bloody Sunday», de Paul Greengrass, y a los dibujos animados de «Spirited Away» de Hayao Miyazaki, mientras que reservó su Premio Especial al cine 'anfitrión', con «Halbe Treppe», del alemán Andreas Dresen. Pero los ojos de Eivissa estaban situados sobre Igor Fioravanti, en la sección Panorama con su ópera prima, «El sueño de Ibiza», aunque finalmente el premio del público en este apartado fuera de concurso fue para la austriaca «Im toten Winkel-Hitler's Sekretaerin», de André Heller y Othmar Schmiderer. El premio a la mejor primera película -nuevo en el festival- fue para «Beneath Clouds», de Ivan Sen (Australia).

El jurado del festival berlinés, presidido por la directora india Mira Nair, hizo un esfuerzo de concentración para responder a su propósito de «mimar» a lo innovador, al cine de alto voltaje político y, además, a la maravillosa «Lundi matin», de Otar Iosseliani, que se llevó el Oso de Plata al director Los premios de interpretación a la actriz Halle Berry, por «Monster's Ball», y a Jacques Gamblin, por «Laissez-passer», eran un modo indirecto de distinguir al alegato antirracista de Marc Forster, así como de no hacer marchar de vacío a Bertrand Tavernier, a pesar de que su película no convenció. La danesa Annette K. Olesen, por su ópera prima, «Minor Mishaps», recibió el premio Àngel Azul a la mejor película europea.

La película de Greengrass, filmada en formato de documental y con un reparto mixto entre actores profesionales y testigos presenciales, relata el baño de sangre en que derivó la carga del ejército británico, en 1972, en Derry. «El otro Oro para Miyazaki es muy satisfactorio, por la pequeña revolución que implica premiar a los dibujos animados en un gran festival internacional», dijo Lucrecia Martel, directora argentina y miembro del jurado, quien calificó a su director de «Lewis Carroll japonés». «Por un lado, hemos premiado a la pura diversión; por la otra, el cine de alto contenido político», explicó por su parte el director alemán Oskar Roehler, asimismo miembro del jurado.