El fotógrafo Beni Trutmann descubrió Formentera en 1958. Foto: G. ROMANÍ

G.ROMANI/J.H. La repentina muerte de Beni Trumann ha causado consternación en Formentera. La muerte le sobrevino en la noche del domingo a consecuencia de un infarto. Había pasado el día en la playa y poco después de regresar a su casa se sintió mal; él mismo llamó al servicio médico y a un amigo, pero uno y otro llegaron demasiado tarde. Con Trutmann desaparece uno de los grandes genios de la fotografía, quien con su arte enseñó a redescubrir el encanto y el misterio del paraíso mediterráneo que descubrió en 1958. Como había dicho con motivo de la presentación de su libro de instantáneas sobre la isla, «Formentera es el mayor tesoro de los nativos; hay que recuperar el gusto y el amor por ella».

Desde que se instaló en la isla a finales de los 50, Beni Trutmann desarrolló en ella la parte más artística de su actividad fotográfica, profundizando en el diálogo con la naturaleza y el paisaje humano de Formentera. Dividía el año entre su residencia en París y su casa al borde del acantilado de la Mola, desde donde oteaba nuevos proyectos. Entre los que tenía entre manos en distinta fase de gestación en el momento de morir, el más inmediato, y que probablemente verá la luz en breve, es el de una campaña de concienciación y respeto por Formentera, en colaboración con el Patronat Municipal d'Ecologia; con tres imágenes alusivas a la degradación del medio ambiente, del que era un acérrimo defensor.

Sobre este tema tenía previsto realizar un vídeo que tratara lo que según él era «el desastre de agosto», con una isla sobresaturada de turismo y todos los problemas que ello comporta. Finalmente, y en colaboración con el periodista Carmelo Convalia, estaba ultimando un libro en el que retrataba una docena de elementos como el mar, el sol, la sal y la tierra, el fuego y el agua... relacionándolos con la sostenibilidad y la protección del ecosistema, pues de siempre se había distinguido Trutmann en esta faceta, colaborando intensamente con el GOB, el Patronat d'Ecologia, Greenpeace y con cuantas iniciativas hubiera al respecto.

La periodista y amiga del fotógrafo Nicole Brémond afirmó en la presentación de su libro que «el compromiso de Beni con Formentera le vino al quedar deslumbrado por su áspera belleza», destacando el «toque especial» con el que servía de la luz «un maestro incuestionable».