La entrada al templo de Poseidón es el inicio de la exposición, que se inauguró ayer en Palma.

Ulises recibió de su padre el trono de Ítaca. Fue un valiente luchador en la guerra de Troya y, finalizada ésta, decidió volver a su casa, donde le esperaba Elena. En su retorno recorrió todo el Mediterráneo viviendo las más apasionantes aventuras. Esta odisea de Ulises es el hilo conductor de la exposición «El mar d'Ulisses. Els orígens de la navegació a la Mediterrània», que se inauguró ayer en la Fundació «la Caixa» de Palma, donde podrá verse hasta el 25 de agosto. La muestra de carácter didáctico visitará Eivissa en febrero-marzo de 2003, en un lugar aún por determinar debido a su gran envergadura, aunque como posibles lugares para su instalación se barajan el recinto ferial o una carpa en el Puerto de Eivissa.

La exposición, que ha sido comisariada por Oriol Granados, tiene como objetivo mostrar los misterios de la navegación por el mar Mediterráneo durante la antigüedad, desde los egipcios a los romanos. De esta muestra destaca la gran escenografía, que permite reproducir desde el templo de Poseidón a un barco fenicio o desde un pecio submarino a un espectacular puerto romano.

La muestra se inicia con la parte mitológica, donde el espectador podrá contemplar las deidades egipcias, fenicias, griegas y romanas asociadas al mar. Después se exhiben las primeras embarcaciones de papiro que utilizaban los egipcios o las grandes naves fenicias que viajaban de Tiro a Cádiz. Al final, están las más evolucionadas, griegas y romanas.

El Mediterráneo fue durante esta época un espacio de aventura, de lucha del hombre para vencer una mar desconocida. Pero también fue un lugar de comercio. Por sus aguas los productos se intercambiaban entre los pueblos. De allí la importancia de los puertos, una importancia que también se refleja en la exposición de una manera didáctica con maquetas de puertos de gran importancia, como el de Cartago y el de Ostia, cerca de Roma. Pero lo más espectacular es la reproducción con todo detalle de un puerto romano, en el que uno podía hallar cualquier cosa. El espectador, en la Fundació la Caixa, puede viajar dos mil años atrás y sumergirse, incluso de manera olfativa, en la vida de estos puertos, donde llegaban los productos de países lejanos.

Por último, la exposición «La mar d'Ulisses» tiene un recuerdo para aquellas naves que nunca llegaron a su destino. Los naufragios han aportado gran documentación histórica y aquí se puede ver la reproducción de un pecio submarino.