El Parlament Balear acaba de publicar el legado documental de la historia del archipiélago a través de los principales documentos reunidos en el Arxiu del Regne de Mallorca, que incluía las cuatro islas del archipiélago. La obra, bellamente editada ilustrada incluye dos volúmenes: «La històrica: govern i autogovern de les Illes Balears», y «Documents i compilacions legals». Además del mencionado archivo, en la obra han colaborado los ayuntamientos de Eivissa, Ciutadella, Palma, el Monestir de La Real, Miquel Cardona Florit y Josep Zaforteza Calvet. La obra comienza con las primeras referencias escritas que existen sobre Balears. La relativa a Eivissa data de 1236, y corresponde al «Llibre de Sa Cadena»: la de Mallorca, de 1230, figura en el «Llibre dels Reis»; y la de Menorca, de 1301, aparece en el «Llibre Vermell». Textos incluidos en «Les Cartes de Franqueses»: La de Jaume I, para Mallorca; la de Guillem de Montgrí, el infante Pere de Portugal y Nunó Sanç, para Eivissa y Formentera; y la de Jaume II de Mallorca, para Menorca.

La decisión de editar esta obra fue tomada en la reunión que la Mesa del Parlament Balear celebró en Formentera el 20 de junio de 2000. En ella se decidió «poner al alcance de los ciudadanos de las Islas tanto un análisis por parte de los estudios de nuestra historia y nuestro derecho, como la normal noticia o referencia que enriquezca la conciencia ciudadana o la simple contemplación atenta que induzca al orgullo de sentirse parte de un pueblo». En este sentido, como apunta en el prólogo Maximilià Morales, presidente del Parlamente: «Ni la historia de cada una de las islas, ni la geografía han favorecido la cohesión de las Illes Balears como una sola unidad política. Sin embargo, la historia recogida en estos documentos fundamentales deja bien claro que el propósito inicial del rey conquistador abarcaba todo el archipiélago, así como la determinación de dar a este pequeño reino sobre el mar un tratamiento político unitario. Por tal motivo, poco después de otorgar la Carta de Franqueses a los mallorquines fue extendida a Menorca, Eivissa y Formentera».

Tal determinación de Jaume I sufrió no pocos embates de la historia; sobre todo el que provocó el Decret de la Nova Planta emitido por Felipe V en 1715. «De aquella situación histórica en la que la soberanía, ganada por derecho de conquista, estaba en manos del Rey, a la actual, que reside en las del Pueblo, y depositada por decisión libre en este Parlament, los formenterenses, menorquines, mallorquines e ibicencos han tenido diferentes grados de protagonismo en el gobierno del País», recuerda Maximilià Morales. Entre los documentos relativos a Eivissa, destacan el «Llibre d'actes de la Universitat d'Eivissa», de 1571; la Real Cédula en la que Carlos III concede en el siglo XVIII el título de Ciudad a la «Villa y Real Fuerza de Ibiza», así como un mapa de la escuela cartográfica mallorquina («Atlas català de Gresqués Abraham») de la Baja Edad Media en la que aparecen las cuatro islas del archipiélago balears.