La Avenida de España presentaba ayer este espectacular aspecto.

R.I.
La extrordinaria noticia ha suscitado un fuerte debate entre los políticos y arqueólogos del Consell Insular y del Ayuntamiento de Eivissa, ya que la importancia del hallazgo hace imposible que se eche tierra sobre el mismo (como se hará con lo que se había descubierto hasta ahora). Sin embargo, dada la importancia de esta vía de acceso a la ciudad, puede ser un gran problema los tres años -al menos- que se necesitarían para descubrir la estructura completa del templo, que por su envergadura habría de conservarse in situ, pudiendo ser contemplada a través de algún material transparente. En principio, y según fuentes municipales, la intención es acristalar con algún tipo de resina el área del hallazgo para que los viandantes puedan observar esta majestuosa ruina. De momento, no se sabe si en un futuro se permitirá el tráfico rodado, esta decisión la tomará el Consorcio Patrimonio de la Humanidad en su próxima reunión.

La primera sospecha de que pudiera darse un descubrimiento semejante, se produjo gracias a los hallazgos arqueológicos del solar donde estaba ubicada la vieja Escola d'Arts i Oficis. Cuando el pasado mes de julio, los arqueólogos y el conseller de Patrimoni, Joan Marí Tur, dieron a conocer las piezas más importantes, destacaron unas placa y un pedestal votivos de la época púnica. Los dos objetos fueron localizados en unidades estratigráficas de los siglos III o IV de era cristiana. «Esto quiere decir que las inscripciones púnicas podrían formar parte de una acumulación de elementos rituales de largo abasto cronológico», según afirmaba el informe emitido por los técnicos del Consell. « Se demuestra la existencia de un templo en un punto, de momento no clarificado, pero tal vez no muy lejano al sitio afectado por las actuales excavaciones».

Y efectivamente, así ha sucedido, pues el templo en cuestión se halla sepultado a pocos metros de donde fueron encontradas la referida placa y pedestal. En el texto votivo de la placa semenciona a Esmun, Astarté y a otros dioses púnicos, mientras que el del pedestal se refiere a Melqart. Esmun, junto con Baal y Astarte, formaba la tríada de dioses principales de Sidó, y se le asociaba a los cultos anuales de muerte y resurrección, igual que Adonis en Biblos y Melqart en Tiro. Llegó a ser una divinidad relacionada con la medicina y la curación. Hasta la fecha no se había registrado una prueba tan contundente de su culto en Eivissa, aunque había indicios significativos en el templo de es Cuieram (Sant Vicent); y Joan y Carles Roman (pioneros en la búsqueda del pasado arqueológico), hablaron a principio del siglo pasado de un posible templo de Esmun en lo alto de Dalt Vila. Parece que aquella intuición se ha confirmado un siglo después, pero en Baix Vila.