El conseller de Patrimoni, Joan Marí Tur, visitará hoy el viejo polvorín de Santa Gertrudis (en desuso en su función nominal desde hace tiempo) para conocer el lugar y ver si pueden concretarse las gestiones de compra por parte del Consell Insular o del Govern balear. «Me acompañará el comandante militar de Eivissa. Nunca he estado allí, pero por las informaciones que tengo parece ser que nos ayudaría mucho a solventar el problema que tiene el Govern referente a donde almacenar los restos arqueológicos de las excavaciones programadas o de urgencia, como ha sido el caso de las catas de la Avenida de España», explicó ayer Marí Tur. «Hasta que no haga las transferencias de los museos, el Govern tiene que solventar el problema de almacenaje de estos restos. Primero hay que llegar a un acuerdo de precio; y lo compraría el Consell, aunque si lo comprara el Govern balear sería mejor, claro», añadió.

Tal compra sería complementaria del proyecto de adquisición del edificio de la Comandancia Militar de Eivissa. «Ya me ha llegado el dossier histórico que me ha remitido el capitán general de Balears para atacar las negociaciones que estamos teniendo en Madrid con el Ministerio de Defensa respecto a la compra de la Comandancia Militar», apuntó el conseller. La intención de la Conselleria de Patrimoni respecto a este edificio es que llegue a ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) o Bien Catalogado (BC).

A este respecto, el pasado octubre varios arquitectos de la isla expresaron a este periódico sus puntos de vista dispares sobre qué hacer con este edificio. El presidente del Col·legi d'Arquitecte, Xavier Planas, apuntó que habría que abrir un debate sobre el tema: «El asunto habría que estudiarlo. A bote pronto, yo sería partidario de salvarlo, pero estudiando la viabilidad que tenga el edificio para el uso buscado». Por su parte, Salvador Roig se decantó por el derribo: «Está en muy mal estado; es de muy poco interés estilístico y arquitectónico y trastoca la visión tradicional de la muralla desde el Puig des Molins». Opinión que Roig comparte con otros tres arquitectos, Elías Torres, Martínez Lapeña y Xavier Palleja, como expresaron los cuatro en 2001 en el proyecto del Plan de Viabilidad de Usos del Castillo.