El pasado 31 de enero falleció en Berlín a los 89 años de edad Hans Laabs, uno de los miembros fundadores del Grupo Ibiza 59, junto a Erwin Broner, Erwin Bechtold y Robert Munford. La noticia fue comunicada ayer a Ultima Hora por Cati Verdera, directora de la galería Van der Voort, quien realizó su última exposición en su espacio de la Plaça de Vila en 1999. «Su muerte me ha entristecido enormemente, porque representa la época dorada de Eivissa, que poco a poco va terminando», apuntó Verdera. «Le conocí personalmente en su casa de Berlín, donde estuve dos veces; la primera para organizar la exposición que le hicimos y la otra porque era una persona muy entrañable, estaba ya muy mayor y le gustaba saber cosas de la isla», añadió. Una impresión que comparte con el miembro más joven del Grupo Ibiza 59, Carlos Sansegundo, residente en la isla desde hace algunos años. «Es una gran pérdida y me da mucha pena, la verdad. Era una de las personas más sensibles que he conocido en mi vida, y tenía una obra muy personal en la que reflejaba esa sensibilidad. Era uno de los pintores del grupo que más me gustaba. Además, tenía un gran sentido del humor, algo siempre muy de agradecer», afirmó.

Hans Laabs (Treptow, Alemania, 1915) realizó todo tipo de trabajos de subsistencia durante la depresión económica de su país, previa al ascenso del nazismo. Entre los años 1937 y 1940 toma clases de dibujo al natural con Peter Fischer y asiste al curso privado de pintura que Oscar Moll imparte en Berlín, al mismo tiempo que cursa sus estudios en la Universidad de Bellas Artes. Una de sus experiencias más curiosas fue la que vivió como socio y fundador del cabaret de artistas «Die Badewanne» («La Bañera») en 1949, muy próximo en concepto al surrealismo y al humor desenfadado del mejor dadaísmo. En 1951 Laabs se asocia al «Neue Gruppe Berlin», y en 1953 inicia la experiencia artística y humana más importante de su vida, el descubrimiento de Eivissa, a donde llega ese año acompañado del pintor Paul Wunderlich. Residió en una casa de sa Penya, rehabilitada para él por su colega de grupo Erwin Broner, hasta 1983, cuando decide volver a Berlín. La razón, como en otros casos de destacados artistas que conocieron la isla en la época preturística, fue que no pudo soportar por más tiempo ver como aquel sueño de armonía entre el paisaje y el paisanaje iba degenerando en una especie de tierra de nadie al servicio del mejor postor.

La obra de Hans Laabs transita entre la abstracción y la figuración. Sus trabajos de los años 50 guardan el influjo de la pintura berlinesa de principios del siglo XX, con claros acentos expresionistas. A menudo, sus pinturas evocan interiores transitados por los sentimientos del autor, que matizan geométricamente las atmósferas, los objetos y las figuras, cargándolos de su experiencia vital, así como de un claro y decidido sentido poético. La frontera entre la pura abstracción y la figura nunca se produce en la obra de Laabs con radical escisión, sino que son variantes de un puente que frecuenta con naturalidad. El color y el gesto son también factores de importancia en su pintura; colores desenfadados, matizados, intensos, siempre alterados por una pincelada decisiva, nerviosa y resuelta. Colores apasionados y expresivos que reflejan con claridad la personalidad vitalista de un artista que dejó huella.