Hasta final de año estará abierta al público la exposición de
esculturas que Aaron Kaydar inauguró ayer en la sala del Ajuntament
Vell de Formentera. Tras un largo periodo sin mostrar sus trabajos
en público, el artista israelí afincado en la isla desde hace
décadas vuelve a reencontrarse con el espacio que le dio la
dimensión de artista que ahora posee.
La muestra la forman una veintena de piezas realizadas en olivo,
la única materia con la que trabaja. Mientras preparaba la muestra,
Keydar acariciaba una y otra vez sus obras, «porque es muy
importante tocar mis esculturas», afirmó con la evidencia de que su
largo esfuerzo creador, hecho con las manos, precisa también de las
manos para ser vivido. Con el mimo que el artista ha puesto siempre
en toda su producción; por ejemplo, en el Santo Cristo que está
junto al altar de la iglesia de Sant Francesc, o en la obra con la
que fueron obsequiados los Reyes de España en su primera visita
oficial a Formentera.
Aaron Keydar nació en un kibutz cerca de Tel Aviv, del que huyó
tras un bombardeo. Tras haber participado en 1967 como paracaidista
en la «Guerra de los seis días», el artista (que había mostrado
cierta inclinación por la arquitectura y que se encontraba en un
dilema personal e ideológico a causa del trauma que supuso para él
el conflicto bélico) comienza a trabajar en un estudio de
arquitectura en el extranjero que acabaría abandonando para
instalarse en Formentera en 1971, cuando encuentra su primera casa.
Es entonces cuando recupera la habilidad manual adquirida en la
soledad de sus años mozos y comienza a trabajar la madera como
fruto expresivo de su amorosa y cálida relación con la vida.
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