El prestigioso arquitecto francés Jean Nouvel durante la presentación del complejo residencial proyectado para Eivissa. g Foto: IRENE G. RUIZ

JULIO HERRANZ «De los centenares de lugares donde he construido en el mundo, el que más me interesa es el Mediterráneo, por su luz y el carácter abierto de la gente. Proyectar en Eivissa es trabajar en el corazón del Mediterráneo». Con estas palabras Jean Nouvel resume el amor que siente por el estilo de vida del mar más sabio y antiguo del planeta; y en él -deferencia de la que podemos sentirnos orgullosos-, una isla que a partir del primero del próximo mes de octubre verá crecer el complejo residencial Life Marina Ibiza, cuya primera piedra el arquitecto francés puso el pasado viernes, en compañía de sus colaboradores, socios y las primeras autoridades de Vila y del Consell d'Eivissa.

Al finalizar el acto, y robando unos minutos a su apretadísima agenda, Nouvel tuvo la amabilidad de conceder una entrevista exclusiva a dos medios escritos de la isla. Así, sentados en un rincón, cordial y tranquilo desde su alta figura embutida en negro existencialista posmoderno, su mirada inteligente y pelín irónica luce con poderío en su cabeza de senador romano. «No creo que pueda sorprender a nadie que me haya embarcado en un proyecto en Eivissa. Conozco la isla, vengo de vez en cuando con amigos, me considero un noctámbulo y amante del placer de vivir. Por eso creo que estos edificios pueden dialogar a la vez con el Pachá que está al lado y con Dalt Vila», precisó el arquitecto.

Respuesta a una pregunta sobre la sorpresa que le ha producido a algunos que una de las figuras más destacadas de la arquitectura mundial haya accedido a trabajar en una isla en la que no abundan precisamente los ejemplos de alta arquitectura. «Busco reforzar la identidad del lugar con la del edificio que proyecto para él. Pero no copio lo que hay al lado, aunque aprovecho las nuevas posibilidades técnicas y culturales para aplicarlas al trabajo, según lo pida el entorno y el clima. Lo que pretendo con mi arquitectura es continuar una historia que ya existe», precisó.

En cuanto a la habitabilidad de sus edificios, Jean Nouvel busca «crear las condiciones oportunas para que la gente encuentre el ambiente que espera. En el caso de este complejo, los pisos son alargados, diferentes, todo en blanco, con cortinas de cuentas al estilo de las viejas tiendas de ultramarinos, y como si no tuviera fachada», subrayó el arquitecto, añadiendo que lo que desea con su proyecto «es que la gente tenga más ganas de venir a la isla. Que aprecien este complejo como un regalo para Eivissa».

Como complemento de la charla con Jean Nouvel, puede ser oportuno reproducir algunas de sus opiniones recogidas en el dossier de prensa: «La arquitectura es la petrificación de la cultura en un momento determinado de la historia, y en Eivissa este hecho se repite con muchos ejemplos». O esta opinión sobre algunas acusaciones en torno al carácter provocador que tienen sus edificios: «No, no pretendo eso en absoluto... Tal vez la gente me vea de esta manera, pero no es lo que yo quiero. Tomemos por ejemplo el complejo Life Marina Ibiza o la Torre Agbar. Yo no podría construirlo en París...».

Sobre la relación con el entorno: «La arquitectura debe hacerse sólo en relación con lo que precede. No se debe concebir como una apuesta insensata sobre el futuro. Tiene que ser un acto cultural, en un momento dado, que tiene que insertarse en un lugar y en una historia previa. Es como si tuviéramos que escribir unas frases a continuación de un texto que ya existe. Y esa correspondencia es la que crea la arquitectura y crea su grado único». ¿Cuál es el denominador común de los edificios de Jean Nouvel? «Sin duda el estilo. Yo diría, además, que el estilo es la permanencia de la actitud. ¿Por qué se reconocen mis edificios? Porque todos han sido hechos partiendo de los mismos principios que, precisamente, están vinculados al anclaje, a la recuperación de características locales, al eco con un paisaje o con un entorno. Y luego, cada uno tiene sus propias obsesiones. A mí, por ejemplo, la gente ya sabe que me interesa todo lo que tiene que tiene que ve con la materialidad, las texturas. Me gusta trabajar siempre sobre la ambigüedad de la percepción, a veces sobre la desmaterialización». ¿Es un arquitecto adelantado a su tiempo? «No, pienso que nunca se puede hacer la arquitectura de mañana. Lo que hacemos como arquitectura es el testimonio de una época. En el siglo XX hubo una tendencia en defensa de la utopía. Generalmente esto no funciona. Lo que importa es lograr que tenga significado y sensibilidad».