Hallazgos arqueológicos en el Palacio Episcopal.

JULIO HERRANZ

Las excavaciones preceptivas que se han realizado como paso previo a la recuperación de dos salas del Palacio Episcopal destinadas a acoger los depósitos del Archivo Diocesano de la entidad, han deparado el hallazgo de una tinaja empotrada en el suelo de una de las salas. «Estas dos habitaciones se utilizaban como almacén, y había mucha ruina acumulada. La primera fase de intervención fue retirar toda la acumulación de escombros. Y fue cuando descubrieron esta instalación, cuyo elemento más peculiar es una tinaja empotrada en el suelo que indica que aquí hubo algún tipo de instalación, aunque no sabemos si fue de carácter productivo industrial, de carácter residual o doméstico», explicó ayer a este periódico la arqueóloga Àngeles Martín, responsable de la excavación, encargada por la Conselleria de Patrimoni.

Lo que sí se ha podido averiguar es que la instalación es del siglo XVIII: por los materiales obtenidos en la excavación y el arco encontrado entre las dos habitaciones. «Era la fachada de un edificio de la antigua Pabordía, a la que luego se adosa la otra habitación (la que no tiene la tinaja). Es un portal con todas las piedras talladas en piedra caliza, característico de los portales medievales que podemos ver en Dalt Vila; por ejemplo en la Casa de la Cúria y en muchas otras de la zona», detalló la arqueóloga, acompañada por el director de Patrimoni, José María López Garí, y el responsable del patrimonio eclesiástico, Francesc Torres Peters.

Aparte de la tinaja empotrada en el suelo, lo que hace sospechar que había algún tipo de instalación en esa sala «es que alrededor hay unos basamentos que están enlucidos en la parte superior, que puede que sirvieran de contenedores». Además, «todas las pendientes de la inclinación del suelo van a la tinaja, lo que indica que sí que recogería algún líquido». Un enigma que puede ser resuelto en breve: «Hemos enviado fragmentos de cerámica de la tinaja a los laboratorios de la Universidad Autónoma de Barcelona para que hagan una analítica de los residuos adheridos en las paredes a ver si nos pueden dar una indicación sobre qué era lo que recibía el recipiente», precisó Àngeles Martín.

En cuanto a la segunda habitación (adosada a ésta por el portal que en el siglo XVIII hacía fachada en el edificio que acoge actualmente el Palacio Episcopal), no se ha encontrado ningún hallazgo relevante. «También hemos hecho sondeos en la habitación continua, pero no hemos encontrado más que niveles arqueológicos, con la roca a unos ochenta centímetros del suelo. Pero nos ha servido para hacer una documentación estratigráfica, aunque no hemos encontrado ningún tipo de estructura relevante ni continuidad con la instalación de la otra habitación, que en un principio pensamos que podría haberla», apuntó la arqueóloga. «Nuestra labor ya ha terminado. Hemos tardado un mes; ha sido rápido», añadió.

La rehabilitación de las dos salas (que una vez retirados los abundantes escombros, han ganado un espacio notable) puede ya continuar, una vez documentado y registrado lo hallado en las excavaciones que prescribe la Ley de Patrimonio sean llevadas a cabo en todas las zonas de la isla que sean de interés arqueológico. En el caso de Dalt Vila, por ejemplo, toda la zona. Operación que habrá que repetir en la segunda fase de estas obras de ampliación de las dependencias del Archivo Diocesano del Obispado de Eivissa, que consistirá en vaciar y hacer la excavación correspondiente en la sala de la fachada principal del Palacio Episcopal, que acoge actualmente el Archivo y será en el futuro su sala de consulta.