Bartomeu Marí, en el interior del museo.

LAURA TUR Natural de Sant Josep, Bartomeu Marí, es conservador jefe del Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba). Junto a un equipo de unas 20 personas se encarga de presentar periódicamente al público barcelonés las exposiciones del museo. Es una persona muy reflexiva, gesticula poco y mide mucho sus palabras. Bartomeu confía en que el arte y los artistas pueden cambiar el mundo.

"¿Cómo empezó a interesarse por el arte contemporáneo?
"Todo empezó un poco por casualidad. Yo estaba estudiando filosofía y durante un verano, aquí en la isla, unos amigos me invitaron a comer junto a un crítico de arte alemán que tenía la intención de abrir una galería en Barcelona. Cuando encontró un espacio le ayudé, pero por diferentes razones esta galería cerró tras tres exposiciones. Pero seguí relacionado con el mundo del arte contemporáneo a través de varios medios, entre ellos la revista de arte El Guía, en los años 80.

"¿Cuándo realizó su primer trabajo de comisariado?
"Fue más o menos en la misma época. Mi primer trabajo, no fue propiamente de comisariado, presenté un evento en el Instituto de Estudios Norte-Americanos y a raíz de esa primera experiencia empecé a viajar y visitar exposiciones, hasta que encontré mi primer trabajo, ayudado por el arquitecto Philippe Rotthier. Estuve cinco años trabajando en la Fundación de Arquitectura en Bruselas. También he trabajado como conservador en el Ivam de Valencia, en San Sebastián y seis años en museo en Rotterdam.

"¿Y después se incorporó al equipo del Macba?
"Efectivamente, eso fue en marzo de 2004, pocos días antes de los atentados de la estación de Atocha, en Madrid.
"¿Cuál es la función del arte contemporáneo?
"Lo que el arte hace y es no puede reducirse a su condición estética y a una realidad visual. Actualmente, prácticamente todo tiene tendencia a la belleza, desde la manera en que las frutas están colocadas en el mercado a la ropa que llevamos o el diseño de una bicicleta. El arte ya no tiene el monopolio de la producción de belleza y tiene otros objetivos, como el espíritu de búsqueda de algo nuevo. El artista se plantea innovar e inventar cosas nuevas; y por otro lado, este espíritu de ruptura conlleva también muchas aberraciones. Así, se consideran como nuevas ideas, acciones, materiales o actitudes que ya han sido llevadas a cabo anteriormente y que simplemente son repeticiones amnésicas de formas artísticas que pertenecen al pasado. Es por esto que han proliferado ciertas actitudes de rechazo hacia el arte contemporáneo. La psicología colectiva actual tiende a olvidar el pasado y parece que nuestra sociedad tampoco tiene tiempo de pararse a pensar en la historia en general.

"¿Y qué tiene que decir a todo esto la crítica del arte?
"La crítica de arte tiene diversos objetivos, uno de los más importantes es crear opinión, una opinión fundamentada y bien argumentada. Uno de sus objetivos debería ser mantener el rigor dentro de la apreciación del arte que la sociedad recibe. Imaginemos un mundo sin críticos literarios, por ejemplo, donde todo fuera lo mismo. Dentro del arte esto es aún más frágil, ya que muchas instituciones artísticas han visto cómo su funcionamiento ha evolucionado, por razones políticas, hacia la industria del entretenimiento y el espectáculo. Han perdido su función educativa y patrimonial y se han convertido en máquinas de entretenimiento.

"¿Es posible encontrar hoy un artista que realmente innove? Recuerdo una cita de un autor egipcio que muchos años antes de Cristo dijo que ya todo estaba escrito, cuando la producción literaria ni si quiera era concebida como industria.

"Afortunadamente, la capacidad de invención es infinita y constante. Sin embargo, las innovaciones, en el marco de la tradición no son absolutas sino relativas. Y es importante observar estas innovaciones relativas como tales, ya que se enmarcan dentro de una tradición. Sin tradición no tendríamos nada con que compararlo. Una de las dificultades más habituales en los museos es que tenemos que utilizar lenguajes de la tradición para hablar de obras que están fuera de esta tradición, se posicionan como ruptura. Las nuevas creaciones, que provocan perplejidad, también forman parte de la historia del arte. Y de lo que nos hemos dado cuenta en el siglo XXI es que no existe una historia del arte, sino muchas. Asimismo, aún no se ha escrito, y posiblemente no se hayan creado aún, las obras que pasarán a formar parte de esta tradición en el futuro.

"Así pues, ¿usted vislumbra un mundo en el que las artes permitan pagar la hipoteca?
"Yo siempre he pensado, paradójicamente, que los estudios que tienen más futuro en el mundo actual son las que se encuentran en la rama de las humanidades. Dentro de las carreras técnicas habrá mucha evolución pero muy poca variación. Sin embargo, dentro de las humanidades se ve de manera más clara una necesidad de reescribir la historia. Reescribir la historia desde los diferentes puntos de vista que coexisten hoy en día en nuestra sociedad.

"¿Existe actualmente un ARTE o una tendencia artística que sea dominante?
"No. Ese concepto jerárquico ya no existe. Aunque a veces esto contrasta con la percepción que se tiene de que todo el arte se va homogeneizando y todo se acaba pareciendo. El arte de un artista chino se parece mucho a la obra de un artista de Nueva York, cuya obra a su vez se parece mucho a la de un artista ruso, por ejemplo. Pero yo prefiero pensar que la diversidad acabará siendo lo que realmente tenga interés. Me interesa más observar como los artistas divergen de una corriente determinada.

"¿Dónde estamos?
"Yo tengo muchas reticencias a utilizar la etiqueta de post-modernismo porque creo que aún vivimos en una etapa profundamente moderna. Por ejemplo, económicamente aún seguimos en un momento de máxima productividad de las empresas colonizadoras. Se habla mucho de post-colonialismo y ese concepto es totalmente falso, aún estamos en una etapa profundamente colonialista. Lo que pasa es que los actores han cambiado de escenario. Políticamente, el proceso de creación y desarrollo de sociedades democráticas aún no ha terminado. En términos artísticos, el proyecto racionalista del siglo XVII, que es ya moderno y que dice que el ejercicio de la razón humana es el instrumento para hacer avanzar la sociedad y traer bienestar, aún es válido. Creo que aún estamos en un momento de pura efervescencia del movimiento moderno. La gran mayoría de los conflictos bélicos que ocurren hoy en día, e incluso el cambio climático, son el resultado de la empresa moderna. Aunque no tengo una visión entusiasta sobre la modernidad, desde luego ha hecho muchas aportaciones que vale la pena celebrar.

"¿Y qué tiene esto que ver con el arte?
- Tiene que ver que incluso muchas formas de arte que parecen contradecir o alejarse de los conceptos básicos del modernismo, no lo son. No existe un modernismo canónico, único, que diga que el arte debe ser abstracto, constructivo y basarse únicamente en una relación persona-objeto. De hecho, las ideas fundadoras del modernismo ya contienen las semillas del concepto de 'proceso', de la idea de que el público también es una entidad creadora y no únicamente el autor. Contiene los fundamentos de las performances y de la importancia del lenguaje, oponiéndose al predominio de la imagen
"En un mundo que resulta eminentemente visual, donde la gente accede a la información casi al minuto, ¿qué papel tiene el arte en nuestras vidas?
"Hay un aspecto del arte que aún tiene el papel de despertar la conciencia de la gente. Los fundadores del modernismo tenían la teoría de que el arte moderno sería capaz de crear un 'hombre nuevo' a través de un cambio en la sensibilidad. Prácticamente todos los artistas que actualmente tienen una producción intelectual organizada comparten esa teoría. Este hombre se integra activamente en la construcción del presente que le ha tocado vivir. Es decir, gente con un espíritu crítico y capacidad de reacción ante los hechos que nos rodean.

"Según su criterio, ¿a qué artistas destacaría por algún aspecto concreto que les haga despuntar en toda esta producción creativa masiva?
"Debería dar muchos nombres para ser justoÂ…. Los comisarios, nos encargamos de reunir los distintos lenguajes individuales. Trabajamos con artistas muertos, algunos muy viejos o de mediana edad y otros que son muy jóvenes. A veces sorprende observar como algunos artistas que no han sido considerados con anterioridad resultan sorprendentemente creativos, valiosos, interesantes e innovadores. Aunque no existe nadie absolutamente desconocido, existen 'universos' muy poco explorados aún. Así que lo que hacemos en el Macba es precisamente explorar estos territorios y lenguajes que no han sido explorados suficientemente.