Entrada al talayot cuadrado de la zona mallorquina de Cas Canar, donde se realizan las prospecciones.

JONASCLIMENT

El Grup de Recerca Arqueobalear de la UIB ha dado con un nuevo hallazgo en el poblado talaiótico del Puig de la Morisca. Su descubrimiento revela que la muralla oeste, -que se están dedicando a delimitar-, tiene adosadas dos habitaciones en su parte exterior, o lo que es lo mismo, fuera del poblado. El encuentro de los arqueólogos arroja nueva luz sobre la evolución del poblado y el modo de vida de sus antiguos habitantes.

El hallazgo en el asentamiento de Santa Ponça, nacido entorno al año 850 A.C, evidencia que la muralla «terminó perdiendo su sentido cuando empezaron a construirse viviendas fuera de ella», apunta el codirector del proyecto, Manel Calvo. De la construcción de esas habitaciones en la última época de ocupación del poblado, entorno al I y II A.C, también se desprende que los habitantes pudieron instalarse fuera de la zona amuralla porque «los peligros existentes habían desaparecido», añade Calvo.

Durante las últimas excavaciones, los arqueógos también han descubierto diversos utensilios alrededor de la muralla, como un ánfora púnica o cerámicas de sigillata, de paredes finas romanas y de barniz negtro de origen romano. Estas piezas, que pertenecen a la última época de ocupación del poblado, muestra «el intercambio y la influencia del mundo romano y civilizado en estos poblados indígenas de finales de la Edad del Hierro.

Las excavaciones en Puig de la Morisca se iniciaron en 1997. Desde entonces, y debido a las limitaciones presupuestarias, el proyecto avanza con lentitud y por tramos. Para está campaña de verano el equipo de arqueólogos cuenta con una partida del Ajuntament de Calvià de entre 20.000 y 30.000 euros. «El presupuesto sólo nos alcanza para trabajar durante los meses de julio y agosto», explica el también coodirector Emili García, quien considera que «lo ideal sería hacer un consorcio entre instituciones para poder tener un equipo permanente».