Ramón Pérez Carrión.

JULIO HERRANZ

«Siempre me he atrevido con proyectos voluminosos, para experimentar y ponerme retos; pero una tematización en un espacio tan grande, con este volumen de obra y en un tiempo límite, era un desafío impresionante e inédito para mí». Con estas palabras, Ramón Pérez Carrió resumió a este periódico lo que ha significado para el artista alicantino la realización de la serie de pinturas que ilustran el interior del 'Martín i Soler', el nuevo buque insignia de la naviera Baleària; un proyecto que ha contado con un presupuesto de 89 millones de euros.

La singularidad del caso es que Pérez Carrió no se ha limitado a 'decorar' el buque con sus pinturas, «sino que la intervención de Ramón forma parte del proyecto de I+D+I del barco. Algo que te condiciona, pero también da más libertad», apuntó el responsable de prensa de Baleària, Joan Cerdà, añadiendo: «Es un encargo que surgió hace cinco años, con la idea original del barco; pero se ha construido hace menos de dos, porque hay por medio un proceso muy largo de concebirlo, financiarlo y demás».

Un proceso que, a los efectos de la ejecución práctica del artista, «comienza cuando conocemos el nombre del personaje del barco, Martín y Soler. De esto hará un año aproximadamente; cuando nos reunimos con todos los equipos implicados y coordinamos toda la parte técnica -más que nada- y la parte estética con el decorador», precisó Carrió.

El resultado es una colección de pinturas compuesta por nueve polípticos encáustica sobre madera, además de dos murales en técnica mixta sobre lienzo de grandes dimensiones: nueve metros de largo y una altura máxima de cuatro y medio. «Los retos más importantes fueron los murales. Al tener que trabajarlos en mi estudio para luego montarlos en el barco, había que hacer un proyecto paralelo y coordinarlo con los decoradores, ingenieros y demás. Un trabajo con su parte de riesgo, porque luego tienes que mirar si las cosas encajan; y cuando el barco entra en navegación, ver si ha sido correcta la fórmula que se ha utilizado para el anclaje de las obras», señaló el pintor.

El hilo conductor de las pinturas de Ramón Pérez Carrió es la biografía de Vicente Martín i Soler (Valencia, siglo XVIII), una de las principales figuras del ballet y la ópera europeos. Triunfó en Madrid, Nápoles, Turín, Venecia, Viena, Londres y San Petersburgo, capitales de primera de la música y la cultura de su tiempo. Fue protegido de príncipes y monarcas, que le encargaban obras, e interpretado por los cantantes más destacados en los principales teatros. Contemporáneo de Mozart, las crónicas de la época relatan que el público de Viena se inclinó por las obras del valenciano, que tuvieron mucho más éxito.

Una propuesta compleja para la que el pintor tuvo que tocar varios palos: «Había que documentar el músico, la época, los estilos que tocó (música sacra, conciertos de cámara, ballet, ópera); sus innovaciones; por ejemplo, fue quien introdujo la coreografía en la ópera. También me interesaba mucho documentar la faceta creativa de Baleària; en este caso, con un proyecto muy innovador. Tenía referencias del trabajo experimental que se han hecho con grúas de puertos, esos sonidos portuarios tan particulares. Es decir, me interesaba transmitir esa estética, como una pieza musical», enumero el artista, reconociendo que a la hora de tematizar, «tienes que contar historias. Podría ser a la manera de un documento histórico; pero eso no me interesaba, lo que yo buscaba sobre todo era contemporizar el personaje», subrayó el pintor, para quien, desde el punto de vista técnico, «era un poco trabajar a la par con la arquitectura, con los espacios susceptibles de intervención que te permitía arquitectónicamente el diseño del barco».

Preguntado si el resultado de tan complejo trabajo ha cumplido las expectativas, Pérez Carrió se mostró satisfecho y halagado. «De momento, creo que sí. Todas las impresiones que he recibido hasta ahora han sido positivas. Aunque, la verdad, creo que yo no soy el más indicado para decirlo», concluyó el artista alicantino.