EFE-MADRID

El prestigioso psiquiatra y ensayista andaluz Carlos Castilla del Pino falleció ayer en Córdoba a los 86 años a causa de un proceso cancerígeno. Fue un impulsor de las investigaciones sobre la depresión, la incomunicación humana y la importancia de la humanización del tratamiento del enfermo mental.

Nacido en San Roque (Cádiz) en 1922, Castilla del Pino, académico de la Lengua, donde ocupaba el sillón «Q», es autor de numerosos ensayos e investigaciones relacionados con la neuropsiquiatría, además de dos novelas y ha intervenido en importantes congresos nacionales e internacionales de psiquiatría hasta fechas recientes.

Cursó en Madrid la carrera de Medicina, y sus comienzos estuvieron vinculados al doctor López-Ibor y los Departamentos de Neuropsiquiatría, en el Hospital Provincial de Madrid, y de Neuropatología, en el Instituto Cajal. Sin embargo, fue en Córdoba donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Desde 1949 y hasta su jubilación en 1987, jefe de los Servicios Provinciales de Psiquiatría e Higiene Mental de esa ciudad y por sus consultas han pasado más de cien mil pacientes.

Durante el franquismo, entre 1936 y 1975, el científico fue conocido como el «psiquiatra rojo», por haber sido el adalid en España de un movimiento clínico e intelectual que luchó por humanizar el tratamiento del enfermo mental.

Por motivos políticos no pudo obtener en 1960 la cátedra de Psiquiatría y tuvo que esperar hasta 1983 para que le concedieran la cátedra extraordinaria de Psiquiatría y Dinámica Social en la Facultad de Medicina de Córdoba. Militó en el PCE hasta 1980; en 1993 fue uno de los firmantes de un manifiesto en favor de Felipe González, y en 1996 de otro contra la inclusión de Barrionuevo en las listas. En los últimos años desempeñó su labor investigadora en la Fundación Aula Castilla del Pino, creada en 1993 con el objetivo de promocionar la psiquiatría y asumir las funciones del Instituto de Investigación Psicopatológica.